Ni siquiera la final de la Champions League que se juega mañana en Kiev, acontecimiento futbolístico de la máxima importancia, ha sido capaz de hacerle sombra a la noticia sobre la sentencia del "caso Gürtel". La cual está acaparando el interés de los medios y es motivo de comentarios generalizados. Y sus consecuencias se están produciendo a paso de legionario. De momento, Mariano Rajoy, madridista fetén, ha anunciado que suspende su viaje a Ucrania.
La decisión de MR refleja perfectamente su desánimo y asimismo de quienes pertenecen al partido que sustenta al Gobierno. Ahora mismo los efectos del "caso Gürtel" se asemejan a una montaña que se les echa encima y todos asumen que han de correr porque se trata de un derrumbe. Los de una siglas que han gozado de un poder omnimodo durante muchos años.
Esa es la conclusión a la que he llegado al ver que Mariano Rajoy ha sido incapaz de sonreír antes de echarle la culpa a Pedro Sánchez de todos los males que sufriremos los españoles si el Partido Socialista Obrero Español logra que se lleve a cabo el voto de censura. Prueba evidente de que la tan cacareada flema inglesa de Rajoy ha sufrido un cortocircuito.
De Mariano Rajoy se ha dicho siempre que es experto en sortear más obstáculos que las grullas viajeras. Y por tanto se ha destacado su habilidad para sobrevivir a todo: a zorros, jabalíes y cazadores furtivos. Pero su lenguaje verbal -en esta ocasión- ha dejado entrever que su estado de forma no es el más indicado para seguir afrontando los problemas existentes y los que se avecinan. Que no son pocos. Y todo por culpa de la corrupción.
¡Ay la corrupción! Podredumbre de algunos políticos por estar convencidos de que llevárselo calentito no deja de ser un privilegio del poder. Y se han pasado de la raya. Poniendo a España, al alimón con los nacionalistas catalanes, al borde de deslizarse por la pendiente que conduce a la sima donde se hallan quienes esperan ansiosos su destrucción.
Frase
Un político honrado es uno que cuando le compran permanece comprado
Esa es la conclusión a la que he llegado al ver que Mariano Rajoy ha sido incapaz de sonreír antes de echarle la culpa a Pedro Sánchez de todos los males que sufriremos los españoles si el Partido Socialista Obrero Español logra que se lleve a cabo el voto de censura. Prueba evidente de que la tan cacareada flema inglesa de Rajoy ha sufrido un cortocircuito.
De Mariano Rajoy se ha dicho siempre que es experto en sortear más obstáculos que las grullas viajeras. Y por tanto se ha destacado su habilidad para sobrevivir a todo: a zorros, jabalíes y cazadores furtivos. Pero su lenguaje verbal -en esta ocasión- ha dejado entrever que su estado de forma no es el más indicado para seguir afrontando los problemas existentes y los que se avecinan. Que no son pocos. Y todo por culpa de la corrupción.
¡Ay la corrupción! Podredumbre de algunos políticos por estar convencidos de que llevárselo calentito no deja de ser un privilegio del poder. Y se han pasado de la raya. Poniendo a España, al alimón con los nacionalistas catalanes, al borde de deslizarse por la pendiente que conduce a la sima donde se hallan quienes esperan ansiosos su destrucción.
Frase
Un político honrado es uno que cuando le compran permanece comprado
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