Algunos aficionados del Atlético de Madrid se me han quejado de que no haya dicho ni pío de la victoria de su equipo frente al Olympique de Marsella en Lyon. Triunfo rojiblanco que les valió para ganar la Europa League. Título que le ha sabido a gloria a Gabi. Quien en su día dijo que la Europa League era una competición de mierda. Su rectificación llegó con celeridad y la hizo desbordante de alegría.
Del partido, por haber corrido ya ríos de tinta, me limitaré a decir que el Atlético jugó como siempre; es decir, tal y como impone Simeone: trabajo en bloque, disciplina espartana a la hora de defender y aprovechamiento de los errores cometidos por sus adversarios. En esta ocasión, Mandanda, portero del Olympique de Marsella, hizo lo que nunca debe hacer un guardameta: jugar en corto y por el centro con un compañero que estaba dándole la espalda. El error lo transformó Griezmann en gol. Lo cual se ha convertido en una costumbre en él. Jugada que desorientó a los franceses.
La calidad de Antoine Griezmann, cuando jugaba en la Real Sociedad, me sedujo de tal manera que me hice seguidor del club donostiarra. Así que durante mucho tiempo acudí presuroso a sentarme ante el televisor cada vez que jugaba el equipo de San Sebastián. Y a fe que pude apreciar la calidad que atesoraba el futbolista de moda.
El Atlético de Madrid acertó plenamente en su fichaje. Pero en el club colchonero deben estar invocando a todos los santos habidos y por haber para que su estrella no acepte las ofertas que viene recibiendo. Algo que se me antoja muy difícil. Sobre todo si es cierto que el Madrid se ha cruzado ya en el camino del Barcelona.
Actualmente, a Griezmann le sería más favorable formar parte de la plantilla madridista que de la del Barça. Por motivos que se pueden explicar. Pero que no vienen al caso en este momento. Y al equipo merengue la llegada del jugador atlético le vendría de maravilla. Porque Griezmann encajaría perfectamente como segundo delantero por detrás de Cristiano o de quien juegue más adelantado.
Griezman, además, llegaría al Bernabéu no sólo respaldado por su enorme calidad y sus aciertos como goleador, sino también con un bagaje táctico asimilado en el equipo rojiblanco. Por consiguiente, bien haría el Madrid en convencer al jugador para que decida enrolarse en sus filas. Pues jugadores como Griezmann, en estos momentos, hay muy pocos.
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