Condenas por corrupción

La sentencia del "caso Gürtel" es la noticia más destacada que circula entre las diversas cadenas de televisión. Una vez más es la corrupción la estrella del día. Y no cabe la menor duda de que la vida diaria de todos está marcada por ese sombrío entorno audiovisual que mantiene las razones de quemarse la sangre.

Lo terrible es que la conversación entre los miembros de los partidos políticos se ha convertido en una disputa sobre delincuencia, y, en sus debates caníbales, a dentelladas, casi todos ellos se acusan mutuamente de ladrones. De ideas y programas políticos hablan poco, como si en ese terreno sus diferencias fueran tan minúsculas que no merecieran exponerse en público.

Los políticos llevan ya mucho tiempo compitiendo de verdad a propósito de quién merece más el descrédito de ir a la cárcel. Y lo hacen mediante debates y declaraciones que se repiten a cada paso con una normalidad que se ha convertido en una inveterada costumbre. Causando desmoralización entre los ciudadanos. Que suelen preguntarse en poder de qué personajes están?

La corrupción política es el mal uso (gubernamental) del poder para conseguir una ventaja ilegítima generalmente secreta y privada. Información privilegiada, tráfico de influencias, sobornos, extorsiones, malversación, caciquismo y nepotismo. Los hay que le achacan el problema a la codicia de muchos políticos. A la que describen como enfermedad mental; o sea, una enfermedad del cerebro.

Codicia. Deseo exagerado de tener mucho, de dinero o de otras cosas. Afán excesivo de riquezas, intereses propios, un egoísmo exacerbado y que nunca se consigue satisfacer. Se ha dicho que la codicia es como el agua salada; pues cuanto más se bebe más se desea... En días como hoy, créanme, lo mejor sería prescindir de la televisión.