La mala suerte del Bayern comenzó a los pocos minutos de haberse puesto el balón en juego. Se lesionó Robben y tanto Marcelo como Ramos respiraron hondamente. Ya que ambos eran conscientes de que Robben y Ribbéry iban a ser actores muy principales durante todo el partido. Dado que tanto el holandés como el francés siguen siendo, a pesar de los años, jugadores hábiles, veloces, regateadores y capaces de provocar nervios y desequilibrios en las defensas. Y sus centros alimentan las obsesiones rematadoras de Müller y Lewandowski.
De cualquier manera, sin Robben, la banda izquierda del Madrid, siguió sufriendo con el trabajo ofensivo del lateral Kimmich. Cuya forma de proceder es conocida incluso en los chirlos mirlos. Lugar que he dicho varias veces que está lejísimo. Pues bien, en el minuto 28' el defensa bávaro dejó atrás a Isco, pasó por delante de Marcelo, eludió a Ramos y acabó engañando a Keylor Navas. Gol que parecía anunciar una noche aciaga del Madrid en el Allianz Arena.
En ese preciso momento, Zidane se dio cuenta de que había vuelto a equivocarse situando a Isco en la banda izquierda para evitar el juego del lateral más ofensivo del rival. Porque el malagueño, amén de que no causaba problemas en ataque, tampoco obstaculizaba las penetraciones ofensivas del ya reseñado Kimmich. Y lo primero que hizo ZZ es preparar la entrada de Marco Asensio. Pero llegó el gol de Marcelo -44'- y el entrenador decidió relevar a Isco en los vestuarios.
Decisión que dio su fruto en el 55'. Jugada entre Lucas Vázquez y Marco Asensio. A la que el mallorquín le puso un final esplendoroso. Su gol es de los que se suelen recordar siempre. Sobre todo por la facilidad empleada para culminar la jugada. Lucas Vázquez había bregado hasta entonces lo indecible por impedirle a Rafinha conectar con Müller y Lewandowski mediante balones centrados a la testa de ambos.
La entrada de Thiago Alcantara por Robben les sirvió a los muniqueses para contar con un jugador más en el centro del campo. Donde Kroos trataba de ayudar por la izquierda, Modric molestaba con insistencia a Javi Martínez y Casemiro se sentía incómodo en el marcaje a James. Y, claro, el Madrid empezó a pasarlas canuta. Y, para más inri, se lesionó Carvajal. Menos mal que ZZ estuvo afortunado al situar como lateral a Lucas Vázquez. Dando entrada asimismo a Benzema para que ayudara un Cristiano que se sentía aislado.
Lucas Vázquez hubo de luchar a brazo partido con el mejor jugador del equipo alemán. Y es que Ribbéry no paró de correr durante todo el encuentro. Ni de correr ni de sortear rivales ni de centrar ni de tirar a puerta para tratar de sorprender a un Keylor Navas que estuvo colosal en la segunda parte. Menos mal que los centros del francés nunca fueron alcanzados por los delanteros.
Es cierto que el Madrid, que tuvo una clara ocasión de gol por parte de Benzema cuando el partido ya estaba en su tramo final, pasó mucho tiempo defendiéndose de los insistentes ataques del Bayern. Porque el cansancio en los jugadores, debido al ritmo alto e insistente con el cual se emplearon, se hizo notar. El final fue el deseado. Aunque la lesión de Carvajal, si no se recupera Nacho, es preocupante. También el Bayern perderá a Boateng y, desde luego, a Robben, para el partido en el Bernabéu. Lo cual no es moco de pavo.
El Madrid está en las mejores condiciones para jugar otra final de la Champions League. Aunque el Bayern será una fiera herida en el Bernabéu. Y Zidane debería tomar las medidas necesarias para que esa banda izquierda de su equipo no sea un coladero por el cual todos los equipos atacan convencidos de su debilidad. Y, naturalmente, colocar a Isco por delante de Marcelo no deja de ser un capricho que sólo puede dar disgustos.
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