Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 12 de abril de 2018

Douglas Costa sembró el pánico en el Bernabéu

Gran partido del Juventus que supo explotar, en esta ocasión, todos los puntos débiles de un Madrid cuyos jugadores deberían hacer el camino de Santiago, en cuanto puedan, para dar gracias por la victoria al Apóstol Santiago: patrón de España y del cual era devoto don Santiago Bernabéu. El equipo italiano se hizo con el dominio del partido desde el primer momento. Tal es así que en el primer minuto Mandzukic marcó el primer tanto rematando una jugada que parecía ensayada.

Todo empezó con Douglas Costa. Compañero de selección con Marcelo y que se sabe de memoria los defectos de marcaje de su compatriota. Bueno, no sólo los sabe DG sino que lo saben todos los delanteros del mundo. Pero ninguno hasta ahora había sido capaz de mostrarnos sus miserias como marcador.

La tarea del extremo del Juventus se basaba en lo siguiente: conducir el balón desde su propio campo, dejar atrás a Marcelo y sembrar el pánico entre los jugadores locales. Pues sus centros siempre los remataba Mandzukic. Cuya estatura impedía que Carvajal evitara el desastre. Así llegó el segundo gol. A medida que Douglas Costa crecía en todos los aspectos, iban subiendo de tono Matuidi, Khedira, y sobre todo Pjanic.

Los tres centrocampistas italianos fueron muy superiores, durante muchos minutos, a Modric, Kroos, Casemiro e Isco. Casemiro, por ejemplo, debido a la vertiginosa actuación de Costa perdió el oremus muy pronto. Se quedó sin misión concreta y nunca supo qué hacer. Modric se fue apagando a medida que Matuidi iba a más. Y Khedira impedía que Kroos se sintiera cómodo. En cuanto a Isco, que comenzó encima del organizador Pjanic, pronto emprendió la guerra por su cuenta y todo  el equipo cayó en la trampa de jugar al ritmo que el malagueño imponía.

Resultado: Bale era ignorado y Cristiano luchaba en solitario. Y, desde luego, la defensa del Madrid era un coladero. Y llegaron los cambios. Bale dejó su sitio a Lucas Vázquez, Casemiro a Marco Asensio y Modric fue sustituido por Kovacic en el minuto setenta. El gol de Matuidi parecía hundir al Madrid. Pero entre la entrega de Cristiano, los centros de Marco Asensio y la voluntad de Lucas Vázquez lograron lo que yo considero un milagro: la jugada del penalti y la tranquilidad de Cristiano para marcar un gol que vale un potosí.

Ahora bien, Allegri ha puesto de manifiesto, con su planteamiento, las debilidades del Madrid. Y, desde luego, tanto la flojedad defensiva de Marcelo como el ritmo impuesto por Isco son motivos suficientes para que Zidane recapacite y tome decisiones.




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