Las declaraciones de André Gomes, futbolista del FC Barcelona, apenas hace unos días, relacionadas con su miedo cuando juega en el Camp Nou, han dado la vuelta al mundo y por consiguiente aún se sigue hablando del problema como si lo que le sucede al futbolista portugués fuera lo nunca visto.
Del miedo al escenario, antes de que Valdano lo inscribiera como miedo escénico en el registro de la propiedad, ya me hablaba a mí Pedro Eguiluz cuando coincidíamos en la Cafetería Bar Recoletos de Madrid en la década de lo sesenta. Don Pedro lo había sido todo en el fútbol como jugador, entrenador y ojeador. Y acabó formando un tándem extraordinario con Miguel Malbo en la secretaría técnica del Madrid.
PE siempre decía que muchos grandes futbolistas se habían achicado nada más ponerse la camisa blanca del Madrid o la de cualquier otro club revestido de grandeza por sus logros. Fue pisar estadios tan suntuosos y acoquinarse hasta dar la impresión de que eran unos tuercebotas. Sin embargo, y aquí don Pedro hacía hincapié, los había inferiores técnica y tácticamente y que fueron capaces de triunfar haciendo lo que mejor sabían hacer... Debido a que lograron domeñar su estado emocional.
Durante aquellas charlas con Eguiluz, Valderrama, Luis Elices, José Sánchez Pérez, más conocido por el sobrenombre de Trompi, y otros técnicos de aquellos llamados 'felices sesenta', en el Bar Domitila, situado en el Paseo de la Delicias, se llegaba a la siguiente conclusión: la importancia que adquirían los ojeadores a la hora de informar a los clubes sobre las cualidades que tenían los futbolistas que deseaban contratar.
Tales futbolistas eran seguidos de manera exhaustiva. Ora en terrenos de juego bien cuidados, ora en otros convertidos en un patatal, ora en ambientes caldeados... Ya con arbitrajes deficientes, ya bajo la influencia negativa de las derrotas. O bien con un publico diciéndoles impropios por mor de un mal gesto o fallo cometido.
En fin, que los ojeadores llegaban a conocer todo acerca de los futbolistas seguidos. Eran como detectives. Porque trataban de indagar hasta... Pero los tiempos han cambiado y el fútbol, como otros muchos deportes, ha evolucionado, y para bien, sin duda alguna. Aunque jamás por muchos partidos que un técnico vea -sentado en cómoda butaca de la salita de estar- en la televisión, será igual que la labor de aquellas personas que iban de campo en campo y de ciudad en ciudad tomando notas en todos los sentidos para acertar en la medida de lo posible.
PE siempre decía que muchos grandes futbolistas se habían achicado nada más ponerse la camisa blanca del Madrid o la de cualquier otro club revestido de grandeza por sus logros. Fue pisar estadios tan suntuosos y acoquinarse hasta dar la impresión de que eran unos tuercebotas. Sin embargo, y aquí don Pedro hacía hincapié, los había inferiores técnica y tácticamente y que fueron capaces de triunfar haciendo lo que mejor sabían hacer... Debido a que lograron domeñar su estado emocional.
Durante aquellas charlas con Eguiluz, Valderrama, Luis Elices, José Sánchez Pérez, más conocido por el sobrenombre de Trompi, y otros técnicos de aquellos llamados 'felices sesenta', en el Bar Domitila, situado en el Paseo de la Delicias, se llegaba a la siguiente conclusión: la importancia que adquirían los ojeadores a la hora de informar a los clubes sobre las cualidades que tenían los futbolistas que deseaban contratar.
Tales futbolistas eran seguidos de manera exhaustiva. Ora en terrenos de juego bien cuidados, ora en otros convertidos en un patatal, ora en ambientes caldeados... Ya con arbitrajes deficientes, ya bajo la influencia negativa de las derrotas. O bien con un publico diciéndoles impropios por mor de un mal gesto o fallo cometido.
En fin, que los ojeadores llegaban a conocer todo acerca de los futbolistas seguidos. Eran como detectives. Porque trataban de indagar hasta... Pero los tiempos han cambiado y el fútbol, como otros muchos deportes, ha evolucionado, y para bien, sin duda alguna. Aunque jamás por muchos partidos que un técnico vea -sentado en cómoda butaca de la salita de estar- en la televisión, será igual que la labor de aquellas personas que iban de campo en campo y de ciudad en ciudad tomando notas en todos los sentidos para acertar en la medida de lo posible.
En fin, tarea difícil tienen por delante los sicólogos para hacerle comprender a André Gomes que lo primero que ha de procurar es saber si está capacitado para formar parte de una plantilla tan extraordinaria como la que tiene el Barcelona. Y a partir de ahí todo le será más fácil. Tampoco sería mala idea si le preguntara a su compañero Rakitic, quien también accedió al club sabiendo adonde iba, cómo se las ha apañado para mirar tanto a Iniesta como a Busquets cual iguales y no como a seres superiores. Y, desde luego, perdiéndole el respeto al miedo. Y así podrá ahuyentarlo inmediatamente. Que así sea.
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