Transcurría el derbi valenciano, celebrado ayer, repleto de emoción porque a la necesidad imperiosa de sumar puntos por parte de Valencia y Levante U. D. se unía la rivalidad existente entre ambos equipos desde los años de la nana. Narrador y comentarista, en un momento del partido, dedicaron unos minutos a celebrarnos la estatura del árbitro, su juventud, y de cómo su presencia era la ideal para hacerle frente a los jugadores si éstos decidían protestarle. En fin, que los encargados de ponerle voz al espectáculo parecían entusiasmados con el aquel del colegiado catalán, llamado Medié Jiménez, cuando aún nadie podía pensar que el susodicho iba a errar dos veces en contra del equipo granota. Es decir, el más débil. Al terminar el partido, las declaraciones de Juan Ramón López Muñiz, entrenador del equipo visitante, fueron tan dramáticas como intachables. Puesto que la pérdida de esos puntos pueden influir negativamente en la entidad levantina y, desde luego, en su trayectoria como profesional. Uno, que pasó por semejante trance, en varias ocasiones, sintió como propio el afligimiento del técnico asturiano, actualmente al frente del equipo maltratado ayer en Mestalla.
Quedo informado, por una noticia que llama mi atención, que Martín Vázquez, quien fuera un extraordinario jugador del Madrid, ha decidido ser el entrenador del Extremadura Unión Deportiva. Nombre del equipo de Almendralejo. Club que vivió glorias pasadas y que ahora trata de reverdecerlas mediante el deseo evidente de lograr el ascenso a superior categoría. Ya que es de los primeros clasificados en el IV Grupo de la Segunda División B. A mí me alegra muchísimo que haya exjugadores, aunque debuten a los 52 años, como es el caso que nos ocupa, que dediquen sus conocimientos a tan excitante como compleja actividad futbolística. Algo que tiene mucho más valor para mí que verlos convertidos en comentaristas sin haber tenido responsabilidades como entrenador en su vida. Porque considero, tal y como no se cansaba de repetir Luis Aragonés, que los exjugadores deberían ejercer varias temporada como técnicos antes de actuar como opinantes en los medios. Y, naturalmente, lo preferible sería que desarrollaran su labor como glosadores tras su retirada definitiva de los banquillos. Y la razón es bien sencilla: si tanto saben, y cuentan además con la enorme ventaja de haber sido futbolistas relevantes, no sé qué pintan siendo meros señores de compañía de unos narradores que tienen en la voz, y no todos, su único distintivo.
Una vez más, como no podía ser de otra manera, estuve pendiente del resultado obtenido por la Agrupación Deportiva Ceuta FC frente al Cabecense. Y, aunque los ceutíes no pasaron del empate, me sentí satisfecho por haber sido a cero. Lo cual sigue confirmando que es muy difícil marcarle goles al equipo dirigido por Juan Ramón Martín. Señal evidente de que el equipo basa su poderío en el orden y en una labor de conjunto donde nada se deja al azar. De modo que ya es el segundo con menos goles en contra del Grupo X de Tercera División. El primero es quien ocupa el primer lugar: es decir, el Cádiz B. Meritoria labor la que viene desempeñando el técnico astigitano esta temporada. Y es así, sin duda alguna, porque ha logrado formar un bloque coriáceo donde todos trabajan al unísono. Ojalá que mi estimado Juan Ramon Martín logre clasificar al primer equipo de la ciudad entre los cuatros primeros. Y la oportunidad de ascender sería una realidad. Puesto que en esas fases finales, amén de suerte, suelen obtener premio, casi siempre, los equipos que son capaces de encajar pocos goles. Que así sea, llegado el caso, es lo que le deseamos al equipo presidido por Luhay Hamido.
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