Cuando Bustinza marcó el gol del Leganés, apenas transcurrido cinco minutos de juego, lo primero que me vino a la mente es que esa debilidad defensiva del Madrid, convertida ya en crónica, puede dejar al equipo merengue fuera de la Champions League. Semejante fragilidad en los balones por alto es algo que no se corresponde con la categoría de un equipo tan grande y plagado de tan buenos futbolistas. El problema radica en algo que yo vengo viendo desde hace mucho tiempo y sin embargo quienes lo tienen que ver o son cortos de vista o han decidido cerrar los ojos. Y es que en faltas, saques de esquina o balones centrados desde las bandas, si no se impone Varane por su estatura, no hay nadie capaz de destacar en esa labor.
Menos mal que el Madrid, después de conceder semejante regalo, se hizo muy pronto con las riendas del encuentro, gracias a que dominó el mediocampo con cantidad y calidad de jugadores. Hasta cinco puso Zidane en esa parcela vital donde se ganan y se pierden los partidos. Casemiro y Kovacic actuaron escalonados y con misiones concretas. El brasileño, además de ser el primero en frenar los ataques del Lega, también se sumaba al ataque en cada jugada. Suyo fue el segundo gol de su equipo. Pues el del empate lo había logrado Lucas Vázquez en el minuto diez. Kovacic, en cambio, estuvo siempre atento a corregir todos las irregularidades de marcajes cometidas por Theo y, naturalmente, por el Gran Capitán del equipo.
La primera parte, gracias al trabajo constante de Lucas y Vázquez y de Marco Asensio y, cómo no, de Casemiro y Kovacic, fue buena, simple y llanamente buena; por mucho que Isco, que disfrutaba de una oportunidad de oro para justificar los elogios diarios que recibe de unos medios que le rinden pleitesía, se empeñara en no hacer nada a derechas. Últimamente, vive de los detalles: ora un control; ora un regate; ora un gesto técnico... Y así hasta que se cansa de ir de un lado para otro y sin provecho alguno.
La segunda parte fue soporífera. El Madrid jugó a medio gas y Ramos comenzó a darse carreritas por todo los sitios para, luego, no estar en su demarcación cuando el equipo local atacaba. Semejante actitud, que nadie se atreve a corregirle, sigue siendo absurda. Pero a él le importa un bledo lo que digan los demás. El caso es que bien haría Zidane, como ya escribí el domingo pasado, en invitarlo a que vea junto a él las imágenes que delatan la cantidad de veces que nunca está en su sitio cuando toca defender. Eso sí, marcó un gol, esta vez de penalti, gracias a un derribo sufrido por Kovacic cuando el encuentro daba las boqueadas.
A propósito, con el marcador favorable al Madrid por dos goles de diferencia, y cuando se jugaba el último minuto de la recuperación de tiempo perdido, cómo se le ocurrió a ZZ darle entrada a Ceballos en el campo por Kovacic. Incomprensible decisión. Bale lo hizo por Benzema en el 75' y Llorente por Isco en el 85´. El galés tuvo tiempo de mostrarnos su potencia en dos ocasiones. Ojalá que pueda llegar a las citas importantes en la mejor disposición.
En esa disposición que están tanto Lucas Vázquez como Marco Asensio. Capaz el primero de luchar denodadamente y encima marcar goles y dar pases precisos para que otros los logren. Y qué decir del jugador nacido en Mallorca. Éste corre con el balón en los pies más que sin él. Por una vez estoy de acuerdo con Jorge Valdano. Aunque la extraordinaria labor de ambos no me sorprende. Puesto que la he venido celebrando desde aquella pretemporada en la que el Bayern de Münich, entrenado por Pep Guardiola y el Madrid, dirigido por Benítez, jugaron una competición veraniega en la cual Douglas Costa obtuvo el único tanto del partido.
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