Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 28 de febrero de 2018

Ecos de una derrota

La derrota del Madrid en el campo del RCD Español ha servido para que muchos comentaristas y escribidores del deporte rey -y a fe mía que lo es- se hayan percatado de lo mal que le sienta al equipo merengue el juego de Isco Alarcón. Aunque yo me voy a permitir la siguiente licencia: ¡A buenas horas mangas verdes!

Ciertamente, tarde, muy tarde, demasiado tarde los opinantes han descubierto que ya va siendo hora de que alguien tiene que decirle a Isco que el balón se pasa antes, que no hace falta sobar la pelota tanto. Que le sobran, casi siempre, uno, dos o tres regates. Que ralentiza el juego demasiado. Influyendo negativamente en el desmarque de sus compañeros y sobre todo facilitando el repliegue de sus rivales.

Como no tengo abuela, debo recordar lo que llevo diciendo al respecto, desde hace ya mucho tiempo; en contra de los pareceres de quienes se otorgan unos saberes que les permiten difundir en  televisiones, emisoras de radio, periódicos de papel y digitales. Voces que suelen poner en los cuernos de la luna a quienes creen convenientes. Aprovechando la ocasión para homenajearse a sí mismas.

Fue el caso de Jorge Valdano, por ejemplo, cuando no dudó en decirnos lo siguiente: "A Isco Alarcón le cabe todo el fútbol en la cabeza". Indudablemente, su fábula le dio al jugador apariencia de ser más valioso de lo que era en aquel momento. Con el fin de engrandecerlo de glorias deportivas. Craso error.

En cambio, quien escribe se dirigía a Zidane para recordarle que no era rentable que a Isco se le permitiera jugar a su libre albedrío. Que sobraban sus pasecitos horizontales, los regates innecesarios, los desplantes y adornos barrocos. Y, por encima de todo, ese evidente deseo de moverse por todas las zonas del césped para acaparar el balón. Acciones que no sólo atentaban contra la identidad futbolística del Madrid sino que empequeñecían a sus compañeros, además.

Cuando Isco estaba en la cresta de la ola y a punto de ser considerado un mito del fútbol mundial -no ha mucho-, a mí se me ocurrió describir su juego de tal guisa: "El malagueño juega al fútbol de la misma manera que un orador necesita de los circunloquios para terminar diciendo una obviedad". Ni que decir tiene que me gané la aversión de cuantos proclamaban ser miembros de esa congregación futbolística, que responde al nombre de Iscomanía.

Ah, no pierdan de vista las malas actuaciones de Sergio Ramos. Quien, debido a su incapacidad defensiva, cada vez más pronunciada, busca siempre redimirse marcando un gol de última hora. El Madrid debe fichar un central, cuanto antes, que maneje el pie izquierdo y cuya cintura esté a la altura de la demarcación.

Nota: cuando estoy a punto de publicar el artículo de hoy, diez de la noche, quedo enterado de que la Agrupación Deportiva Ceuta FC sigue sumando puntos. Gracias a su victoria en el partido frente al Xerez. Triunfo de aleluya.


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