José Luis Fernández Medina

Antonio Martín, propietario del Estanco San Martín, con sede en El Sardinero, me demuestra a cada paso que es lector mío desde el tiempo de la pera. Hoy, sin ir más lejos, me ha entregado un montón de entrevistas hechas por mí en los años noventa. Cuando yo decidí que en ese género periodístico debían tener cabida no sólo políticos y personajes influyentes de esta Ciudad, amén de deportistas o artistas, sino cualquier ceutí, sin mirar su clase o condición. Idea que defendí en el medio en el cual yo prestaba mis servicios en aquel tiempo. Y que se me dejó llevar a cabo. 

Así que he pensado en recordar, cada equis tiempo, lo que dijeron algunos de los entrevistados, unos todavía vivos y otros muertos, en su día. Ni que decir tiene que empezaré transcribiendo literalmente la presentación que de los entrevistados hice y a partir de ahí procuraré recoger las respuestas más interesantes que le dieron a mis preguntas. También debo decir que fueron tantas las entrevistas hechas, que no creo que mi estimado Antonio Martín sea capaz de tenerlas todas. En fin, me conformaré, de momento, con las que me ha regalado en esta mañana fría de enero. 

Le toca abrir plaza a José Luis Fernández Medina, de quien dije lo siguiente un 8 de septiembre de 1996, cuando él era diputado de Ceuta Unida.

He de confesar que ardía en deseos de sentarme a charlar con él. Máxime si tenemos en cuenta que era de los pocos políticos que, habiéndose visto reflejado en mis críticas, no había pasado todavía por estas páginas para que me contara cuanto le viniera en gana. Amante del diálogo, y ameno en el mismo, José Luis Fernández Medina, de treinta y ocho años, está viviendo, después de cinco años de excedencia, sus primeros días como profesor en el Colegio de los Agustinos. Atrás queda, de momento, una actividad política en el equipo de Gobierno, donde, además de adquirir una experiencia importantísima, tampoco faltó el sufrimiento por mor de cierta acusación que aún le saca de quicio el recordarla. 

Se quejaba amargamente, el político de Ceuta Unida, entonces, de cómo fue maltratado de manera incomprensible, cuando se fraguó contra su persona una relación con el desguace y venta de los componentes de la planta potabilizadora. Acusación de la cual salió ileso. Respondía así sobre la corrupción: "Por supuesto que hay corruptos. En la política sucede que se presentan muchas oportunidades para quienes quieren servirse del cargo. Por tal motivo, todos los que sean cogidos en una acción delictiva deben ser denunciados ante la Justicia para que se les aplique la Ley".

De Rafael Montero opinó así: "Quizá no sea muy objetivo. Piense usted que somos, además de compañeros de partido, amigos. Lo que redunda en beneficio de una sintonía política y personal. Ahora bien, de él puedo decir que ha puesto en su cargo no sólo todo su saber sino asimismo una entrega sin límites. Muchas veces, no pocas, le ha perdido su apasionamiento". 

Cuando se me ocurrió preguntarle si él se había enriquecido con la política activa, contestó de esta guisa: "Aunque suene a pedantería, en estos años que estuve dedicado a los asuntos públicos, mi único enriquecimiento ha sido adquirir un mejor conocimiento de la condición humana. Y permítame decirle que siento una enorme satisfacción por haber pasado por el Ayuntamiento sin haberle hecho daño a nadie, intencionadamente.

José Luis Fernández Medina desempeña desde hace tiempo un cargo a la vera de Juan Vivas, como gestor de servicios.