El centrismo es bueno como intención

En España se ha dicho siempre que es muy difícil que nos libremos de las denominaciones políticas izquierda y derecha. Cuando surgió la figura de Adolfo Suárez hubo una tercera disposición para arreglar las cosas mediante un témino medio que fue el centrismo. Pero nunca tuvo porvenir. Porque el centrismo no es ni una cosa ni otra, y los españoles quieren saber siempre a qué carta quedarse.

Como intención, hay que reconocer que el centrismo es bueno, porque aspira a suprimir los excesos o los radicalismos de unos y de otros; al propio tiempo que utiliza lo que haya de bueno en la izquierda o en la derecha. Pero esta actitud, como bien decia Emilio Romero, en su momento, se entendía como una chapuza política, porque las identidades de la derecha y de la izquierda estaban muy claras.

En 1977 la derecha era Fraga y su acompañamiento; la izquierda era el socialismo y el comunismo; y Suárez, como ya dijimos en el primer párrafo, y su acompañamiento de restaudadores se proclamaron centristas porque su mentalidad era la siguiente: ni la derecha procedente del franquismo; ni la izquierda procedente de sus radicalismos históricos. Había que vivir con todos, pero los centristas eran los moderados, y los demás eran los excesivos.  El invento funcionó hasta que se hizo añicos.

La derecha sigue siendo el Partido Popular y la izquierda los socialistas, mientras que Unidos Podemos y comunistas forman la ultraizquierda revolucionaria y siempre tendente a motivar a los independentistas mediante acciones ilegítimas y encauzadas a debilitar el poder del Estado y sembrar el caos político en las instituciones. Anarquía que se ha dado en Cataluña y que sigue latente.

Pues bien, en medio del caos reinante, Ciudadanos (C's), fundado en Barcelona en 2006, con germen en la plataforma cívica Ciutadans de Catalunya, ha logrado alcanzar representaciones en todos los sitios habidos y por haber. Y se ha convertido en un partido centrista, limpio como una patena hasta el momento, que ha conquistado a los españoles tras sus actuaciones en Cataluña y la defensa de España que viene haciendo en una región donde es tarea peligrosa afrontar ese reto.

C's está en  el momento culminante de aceptación política, por parte de las clases medias, para acceder a gobernar en muchas ciudades y, por qué no, cuentan con posibilidades de disputarle al PP y al PSOE el Gobierno de España. Lo cual no ha pasado inadvertido para Mariano Rajoy. Y a las pruebas me remito. El presidente se ha pronunciado así en Sevilla en relación con Ciudadanos: "Son unos oportunistas..." Y ha señalado al partido de Albert Rivera como el gran rival a batir en una batalla barrio a barrio y casa a casa.

Las palabras del presidente del Gobierno son, sin duda alguna, la prueba más evidente de que, después de mucho tiempo, un partido de centro vuelve a tener muchísimas posibilidades de revolucionar las urnas. De inundarlas con votos favorables a C's. A pesar de que el centrismo siempre haya sido catalogado de chapuza política. Por no ser ni una cosa ni otra. De momento ya le ha metido el miedo en el cuerpo tanto a la derecha como a la izquierda.