Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 7 de diciembre de 2017

Nayim, Enrique Montero, Chaib y Manolo Solano

Hoy me he cruzado por la calle con Mohammed Alí Amar, más conocido como Nayim. Y, aunque teníamos cosas que hacer, no hemos dudado en pararnos para charlar unos minutos de fútbol. Le he preguntado por la situación actual de la AD Ceuta FC y me ha puesto al tanto de algunos problemas que están condicionando el rendimiento de un equipo hecho para estar entre los primeros de su grupo. Ni que decir tiene que le he deseado que se cumplan los objetivos previstos.

Antes de despedirnos, le digo a Nayim que Emilio Santamaría, exseleccionador nacional, durante la entrega del X Dorsal de Leyenda con que el Sevilla distinguió a Enrique Montero -fechas atrás-, máximo galardón que concede el club hispalense a sus futbolistas históricos, les recordó a todos los asistentes a tan merecido y extraordinario homenaje dedicado al jugador nacido en El Puerto de Santa María, algo que tú y yo hemos hablado muchas veces: lo difícil que era jugar en campos embarrados. Un asunto de mucha dificultad. Y que solía resolverse con técnica. Es decir, con mucho conocimiento del oficio. De no haber evolucionado el fútbol en todos los sentidos, mucho me temo, amigo Nayim, que hoy a muchos futbolistas les sería imposible ser lo que son.

A Mohamed Chaib, que ha echado los dientes viendo fútbol, le encanta preguntarme por jugadores y por anécdotas vividas por mí durante tantos años ejerciendo como profesional del que siempre será tenido por deporte rey. El martes pasado, hablando de futbolistas buenos, regulares y menos buenos, le dije a Chaib, durante la sobremesa que compartíamos, que yo había tenido la suerte de contar con los servicios de un futbolista que hasta padeciendo de una leve cojera impartía lecciones de saber jugar todos los partidos. Se llama Manolo Solano. A quien tuve conmigo en el Ecija Balompié. Lo convencí para que me siguiera a la S. D. Ibiza. Lo dirigí en el Real Mallorca. Jugó en el  Levante y se lesionó gravemente en Ceuta. Tras marcar el primer gol del equipo valenciano en el Alfonso Murube (Segunda División A).

Recurrí a él para que fichara en el Racing Portuense. Me habló de su cojera con claridad meridiana. Porque no estaba seguro de rendir como antes. A los directivos les dije que lo ficharan. Que yo asumía el riesgo. Manolo Solano, con su leve cojera, fue durante varias temporadas uno de los mejores futbolistas de la plantilla racinguista. Eso sí, dada sus muchas cualidades y del conocimiento que yo tenía de ellas, a él sólo le incumbía cumplir con la misión concreta que yo le encomendaba. Tenía libertad para imaginar. Claro que sí. Pero siempre que la improvisación produjera beneficio.










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