Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 11 de diciembre de 2017

Beatriz

Me llama para decirme, como madridista que es, que no hemos tenido suerte en el sorteo de la Champions League. Que el París Saint Germain es un hueso duro de roer. Y que mucho se teme que esta temporada nuestro equipo deba conformarse con la conquista de cualquier trofeo menor. En fin, que mi amiga Beatriz parece que está decaída. Tengo la impresión de que a ella le afectan las fiestas que se aproximan. 

De pronto se me ocurre decirle que estoy leyendo Eva, la segunda novela sobre Lorenzo Falcó, escrita por Arturo Pérez-Reverte. Y, cuando voy a recomendárselas, Beatriz me dice que ella las ha leído ya. Y que se ha quedado prendada de Eva. ¡Menuda mujer!... Eva Neretva, sigue diciendo mi amiga la salmantina, no deja de ser un homenaje de mi admirado Pérez-Reverte a la mujer. Porque ya está bien de creer que las mujeres somos de una fragilidad manifiesta.

Llevas razón, Beatriz. Y pobre del hombre que no entienda que frente a las situaciones penosas, a los conflictos afectivos, a las rivalidades personales, las mujeres zanjan, reaccionan, actúan con tanta voluntad como valor. Mientras que los hombres vacilan, huyen, tergiversan... Y asimismo hay que reconoceros, además de la voluntad y el valor, una condición física inmejorable.

Me alegro de que penséis así. De que se acabó el viejo mito de la Dama de las Camelias. Que ya no nos veáis ni frágiles, ni evanescentes, sino mas bien robustas, duras ante el dolor, dispuestas a enterraros. Pero es bien cierto que nuestra resistencia física, este vigor femenino, despierta el más furibundo machismo en algunos hombres. Y, por tanto, sucede lo que sucede...

-¿Qué sucede?...

Entre otras cosas que la mujer ha cambiado. De decir no, esta noche no, cariño, me duele la cabeza. Ahora en la cama es el mundo al revés: las mujeres proponen y los hombres no disponen de recursos inagotables. Y semejante situación va generando dudas que se convierten en preocupaciones internas de los varones no preparados para soportar tamaña situación.

Beatriz, conocida ya de qué manera te atrae la figura de Eva, agente soviética capaz de matar y vivir siempre al borde del precipicio, y a la par sentirse mujer sensible y vigorosa en el lecho, se impone la pregunta: ¿no te  resulta chocante, en cambio, que Falcó, al margen de ser un canalla y de jugarse la vida como si tal cosa, se comportara en sus continuos aparejamientos con bríos de macho en celo, a  pesar de beber como un cosaco y de fumar de manera compulsiva?

-Mira, Manolo, a lo mejor es que la Cafiaspirina, a la que era adicto Falcó, tenía los mismos efectos que la actual Viagra.  Y nadie lo sabía.

Risas... y despedida.











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