Martínez Anido, Carmen Forcadell y Sainz Rodríguez

Me llama un amigo para decirme que a medida que los independentistas catalanes siguen empecinados en comportarse como cafres, cortando las vías del AVE en la estación de Sants de Barcelona, y pasándose el 155 por la taleguilla, se le ha venido a la memoria el nombre de Martínez Anido, antiguo gobernador de Barcelona y personaje muy conocido -en su momento- en la represión de los disturbios y de las convulsiones en esta ciudad. Inmediatamente, le aconsejo que no se le ocurra mentar a la bicha en una España donde la gente celebra la entrada en la cárcel de un simple robagallinas y sin embargo se conduele de que estén algunos independentistas en el talego preventimamente. Pero mi amigo, que tiene una mentalidad bastante cerrada, aunque es inteligente y culto, ni entiende ni quiere entender  lo que está sucediendo en Cataluña. Él sólo desea que todos los golpistas se pasen una temporada entre rejas. Y finaliza así: ¿acaso, Manolo, no estás viendo el daño que le están haciendo tales elementos a España y a Europa? Y yo no digo ni mu.

Carmen Forcadell se ha puesto el mundo por montera. Bajo ese título escribí yo de ella el 7 de septiembre del año que corre. He espigado uno de los párrafos del artículo mencionado. "Ayer, durante el proceso de admitir a trámite la ley del referéndum en el Parlamento catalán, se me iban los ojos detrás de la figura televisada de la señora ya reseñada. Tanto en directo como en diferido, yo seguía sus andares, sus respuestas y sus ademanes, y llegó un momento en el cual pensé: veo a una mujer que está viviendo el momento culminante de su fama. Inmediatamente, dije para mí: después de esta ascensión a los cielos de Montjüic, en cuanto la señora Forcadell llegue a su casa, alguien debería desilusionarla. Y nada mejor que recordarle lo siguiente: tanto Nadal como Cristiano Ronaldo y Messi producen al día aproximadamente un cuarto de kilo de heces fecales, un litro de bilis, otro de  jugo gástrico y medio de orina, medio de sudor y unos centímetros cúbicos de esputos. Más o menos como tú, querida Carmen. Pues bien, no fue así. Y ella siguió pavoneándose ante el mundo mundial. Hoy, sin embargo, ha cantado la gallina ante un juez del Tribunal Supremo. Si se libra de la cárcel será porque el juez ha visto reflejado en su cara el miedo que la atenaza. Y la piedad se ha impuesto a la Justicia. Alguien hablará tembién de componendas.

Se ha dicho siempre que quien presta un libro termina perdiéndolo. Ya decía Pedro Sainz Rodríguez, académico él y hombre sabio, lo siguiente: "Cometió el error de prestarme un libro y que nunca recuperará. Porque no se debe ofender a quien lo presta demostrándole, si se le devuelve, que el préstamo no tiene suficiente interés". Por otra parte, la ironía de don Pedro, harta conocida en su época, salía a relucir de tal guisa: "Así que no hay que fiarse de los amigos que devuelven los libros prestados. Son gente rara ante la que no se debe tener confianza". En mi caso, yo he seguido al pie de la letra lo recomendado por el autor de Semblanzas. Libro que recomiendo. Porque en él salen a relucir los nombres más significativos de la cultura española de nuestro siglo XX a través de las impresiones personales de su autor. Por lo tanto, yo prefiero regalar libros a prestarlos. A propósito, yo estoy ya en deuda con Lorenzo Linares. Por haberle prometido un libro que merece ser leído. El Penal de El Puerto de Santa María.