Parece que fue ayer cuando el Partido Popular ganó, una vez más, las elecciones Autonómicas y Municipales. Y, sin embargo, ya han transcurrido 30 meses del hecho. Y en la calle, a pesar de que el problema catalán ha acaparado la atención de los ciudadanos, como en toda la península, la gente ha comenzado ya a cavilar sobre lo que puede ocurrir dentro de un año y medio cuando los ceutíes acudan a las urnas.
En cualquier reunión que surja la política local como tema de conversación, amén de los problemas concernientes al ya enconado asunto de la frontera, como asimismo la exposición interesada que algunos vienen haciendo contra TRACE, de lo que más se habla es de si Juan Vivas, llegado el momento, volverá a decirnos que se halla en las mejores condiciones para afrontar un nuevo reto cual candidato a la alcaldía.
Fechas atrás se me preguntó al respecto. Y yo dije que JV, de no suceder algo de suma importancia que lo impida, estará obligado a seguir. De no hacerlo, créanme, dejaría al PP de Ceuta expuesto a ser maltratado como el viento lo hace con la flor del vilano. Y acabé adornándome con la media verónica más tópica: el capitán, en caso de posible naufragio, deberá permanecer en el barco hasta el final.
Dado que el barco popular llevaba ya mucho tiempo navegando de manera escorada, los ciudadanos le dijeron a Vivas en las últimas elecciones (13 concejales), que no se creyera que todo el monte es orégano. Que se había ganado a pulso el derecho a perder la confianza del personal. Y que nunca más lo tendría fácil para seguir dando órdenes desde el puesto de mando de la plaza de África.
Juan Vivas tomó nota del castigo inesperado. El cual lo sumió en un mar de dudas. Luego, pasado un tiempo, al comprobar que los partidos de la oposición, excepto el socialista, siguen despertando cada vez menos interés entre los ciudadanos, recibió una bocanada de aliento vital. Y también ha gritado ¡albricias! cuando hace nada un aspirante a tonto, llamado José Montilla, despotricó contra Ceuta.
Semejante estupidez, cometida por alguien que llegó a ser presidente de la Generalidad, vino a confirmar, además, que la baraca que se le adjudica a Vivas sigue intacta. Y me explico: El PSOE de Ceuta era el único partido capacitado para disputarle la alcaldía al PP de esta tierra. Pues bien, la metedura de pata del político charnego no deja de ser un soplo de aire fresco para un Vivas que sigue teniendo una flor en el tafanario.
Juan Vivas tomó nota del castigo inesperado. El cual lo sumió en un mar de dudas. Luego, pasado un tiempo, al comprobar que los partidos de la oposición, excepto el socialista, siguen despertando cada vez menos interés entre los ciudadanos, recibió una bocanada de aliento vital. Y también ha gritado ¡albricias! cuando hace nada un aspirante a tonto, llamado José Montilla, despotricó contra Ceuta.
Semejante estupidez, cometida por alguien que llegó a ser presidente de la Generalidad, vino a confirmar, además, que la baraca que se le adjudica a Vivas sigue intacta. Y me explico: El PSOE de Ceuta era el único partido capacitado para disputarle la alcaldía al PP de esta tierra. Pues bien, la metedura de pata del político charnego no deja de ser un soplo de aire fresco para un Vivas que sigue teniendo una flor en el tafanario.
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