Decía yo en la víspera del partido del Madrid frente al Tottenham que el equipo merengue, a estas alturas, juega un fútbol raquítico, enjuto, débil, enclenque... Un fútbol dirigido por Isco Alarcón. A quien glosadores como Valdano, Relaño, Segurola y compañía admiran porque opinan, sin taparse el careto, que al jugador nacido en Arroyo de la Miel se le ocurren cosas raras y muy eficaces. Tan eficaces como para que Zidane haya dejado parte de su crédito como entrenador en ese escenario colosal que es Wembley.
Escenario donde el Madrid ha causado una penosa impresión. Y de la que tardará en recuperarse. ZZ ha cometido errores tan graves que a cualquier otro técnico le costaría un disgusto morrocotudo. ¿Cómo es posible que Marcelo, peor que nunca en todos los aspectos, haya tenido por delante de él a Isco jugando a su aire? La actuación de ambos ha sido, una vez más desdichada. Hasta el punto de que han hecho naufragar tanto a Kroos como a Modric.
Sigo sin entender, cuando estoy escribiendo, que Isco, como mediapunta que es, decidiera, una vez más, deambular por todas las zonas del campo, desatendiendo su misión principal: que no es otra que la de abastecer de balones a Cristiano y a Benzema y, además, disparar desde la media distancia como tercer delantero. Pero él se empeña, porque se lo permiten, querer ser el niño en el bautizo, el novio en la boda y... ya saben ustedes. ¡Qué horror!
Harry Kane se bastó y se sobró para demostrar que la defensa del Madrid es de una fragilidad que produce lacha. El jugador inglés es bueno, pero los centrales del Madrid le han permitido que parezca mejor de lo que es. Es cierto que el primer gol, marcado por Delle Alli, fue tras recibir un pase de un compañero en fuera de juego. Mas no es menos cierto que Marcelo estaba, como siempre, en Babia. Trasncurría el minuto 26.
El gol le afectó muchísimo al Madrid. Cuyo medio campo era superado por el conjunto inglés. Los ingleses se empleaban con tres centrales, cinco volantes y dos delanteros escalonados. Delle Alli y Kane. En cambio, el centro del campo madridista ni defendía ni atacaba en condiciones. Su fútbol era un querer y no poder. Ya que ni Cristiano ni Benzema recibían balones al espacio libre. En realidad, se presagiaba un desastre.
Un desastre, todo hay que decirlo, que llegó mediante la ayuda de Zidane. Al cual se le ocurrió jugar con tres centrales y los laterales adelantados, sabiendo sobradamente que Casemiro no reúne condiciones para actuar en esa demarcación y mucho menos frente a Kane y Delle Alli. De modo que ocurrió lo que estaba cantado: que en el minuto 55 Delle Alli marcó su segundo tanto y en pleno desconcierto, minuto 64, Erikson logró el tercero.
Fue entonces, cuando el juego del Madrid daba grima, que ZZ hizo cambios. Borja Mayoral y Asensio relevaron a Isco y a Benzema. Y entonces llegó la broma de la noche: Valdano no tuvo el menor reparo en decirnos que el cambio de Isco, pese a que estaba haciendo un buen partido, era debido al esfuerzo que había hecho días atrás en Gerona. La entrada de Theo por Modric sirvió para que los madridistas volvieran a una defensa de cuatro.
Entonces se produjo una reacción de los de ZZ y llegó el gol de Cristiano. Y aun hubo algunas ocasiones más para que los visitantes batieran a Lloris. Pero todas fueron erradas. En fin, muy mal el Madrid. Lo cual no es nuevo. Pero sí es grave. Ya que el problema radica en que los jugadores han perdido la confianza en sus posibilidades. Debido a que no hay misiones concretas. Y, sobre todo, y por más que quieran decirnos lo contrario, el juego de Isco no es el más idóneo para dirigir a un equipo tan grande.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta mis escritos ,pero desde el respeto.
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.