El APOEL es la cenicienta del grupo del Madrid. Pero el equipo de Nicosia empató sus dos partidos frente al Dortmund y vendió cara su derrota ante el Tottenham. El conjunto chipriota trata de jugar un fútbol directo, para aprovechar la segunda jugada. En cuanto pierden la pelota, se repliegan a su propio campo para cerrar espacios, cortar el balón y practicar el contraataque. Estrategia adaptada a unos futbolistas a los que hay que descomponer moviendo con velocidad el balón y aprovechar sus deslices para llegar a su portería cuanto antes mejor.
El APOEL aguantó el tipo durante 20 minutos. El tiempo que el Madrid tardó en recordarnos a aquel equipo que era capaz de imponer un ritmo alto y además movía el balón con celeridad hacia adelante para llegar al marco contrario en menos que canta un gallo. Y lo practicaba con las mismas armas con que en la temporada anterior hizo partidos extraordinarios. Con las bandas cubiertas por Lucas Vázquez y Marco Asensio. De modo que sus ayudas a Modric y a Kroos facilitaban el buen juego de los dos centrocampistas. Cuyo juego era casi siempre perpendicular. Amparados por el buen hacer de Benzema como mediapunta y los desmarques de Ronaldo Cristiano.
Marcelo y Carvajal atacaban, claro que sí. Pero lo hacían convencidos de que las ayudas y las coberturas funcionaban. De la misma manera que el juego empezaba a parecerse al de otro tiempo no lejano. Y llegó el gol de Modric -golazo- en el minuto 22, tras empalmar un rechace de un defensor del APOEL. A partir de ahí el Madrid aceleró su ritmo y el balón parecía un galgo. Y marcaron Benzema y Nacho entre el minuto 38 y 40. Todavía hubo tiempo para que el delantero francés obtuviera el cuarto gol. Y mejor aún: demostró las mejores maneras como segundo delantero.
En la segunda parte Benzema (1) y Cristiano (2) consiguieron poner el marcador en un rotundo 6-0. Un resultado magnífico, sin duda, aunque la categoría del rival pueda desmerecer la goleada. Hubo tiempo para que pudieran jugar Ceballos, Theo y Borja Mayoral. En lugar de Kroos, Marcelo y Benzema. Y todo siguió funcionando igual. Si bien el ritmo intenso descendió en algunos momentos. Incluso hubo un intercambios de golpes donde se evidenció la falta de gol del modesto APOEl nicosio.
Ahora bien, el partido celebrado en El Estadio GSP de Nicosia ha puesto de manifiesto que al Madrid le sienta muy mal que en el medio campo se maniobre con lentitud desesperante. Que en esa zona vital se haga uso y abuso del regate por sistema, de los pasecitos horizontales como norma, de los arabescos innecesarios, de los caños floridos que a nada conducen y de las virguerías que permiten que los rivales se atrincheren en su campo y le hagan la vida imposible a sus delanteros.
Al Madrid le conviene, porque lo respaldan sus triunfos de hace nada, como quien dice, mover el balón con velocidad, desbordar líneas con rapidez, y tener en el contraataque su mejor arma. Que otrora ha sido letal. Benzema, por ejemplo, ha evidenciado esta noche cómo hay que actuar como segundo delantero o mediapunta. Sin invadir los espacios de los centrocampistas. Lo cual ha servido, con la enorme ayuda de Lucas Vázquez y Marco Asensio, para que Kroos y Modric hayan recuperado el tono y la alegría.
Al Madrid le conviene, porque lo respaldan sus triunfos de hace nada, como quien dice, mover el balón con velocidad, desbordar líneas con rapidez, y tener en el contraataque su mejor arma. Que otrora ha sido letal. Benzema, por ejemplo, ha evidenciado esta noche cómo hay que actuar como segundo delantero o mediapunta. Sin invadir los espacios de los centrocampistas. Lo cual ha servido, con la enorme ayuda de Lucas Vázquez y Marco Asensio, para que Kroos y Modric hayan recuperado el tono y la alegría.
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