Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 4 de octubre de 2017

Piqué encabeza la lista de tontos con balcones a la calle

España está más valleinclanesca que nunca... Hay mucho esperpento. Debo decir que Gerard Piqué ha vuelto a situarse en el primer puesto de la clasificación de mamarrachos. Yo creo que Antonio Burgos, y si no es así que me corrija el maestro, lo tendrá apuntado ya en su libreta de la memoria como un tonto con balcón a la calle. Que es tonto a nativitate si lo comparamos con el que sólo se atreve a mostrarse en ventana de patio interior.

El problema de Gerard Piqué es que en el Fútbol Club Barcelona todo gira alrededor de Leonel Messi. Y a él, a pesar de ser un magnífico defensa, que no es poco de pavo, le fastidia que todos los focos de la popularidad se centren en la estrella argentina. Y hace ya tiempo que decidió dar la nota a cada paso para que se hablara de él a todas horas. Y lo mismo le escupía al delegado de la Selección Española, que atacaba al Madrid, intentaba riculizar a Cristiano o se insolentaba con un mozo de escuadra.

Semejante comportamiento nos fue revelando que estábamos ante un individuo egocéntrico. Que procuraba encubrir su yo desmedido dándoselas de guasón y que ha desembocado en gracioso, y por tanto ha terminado siendo un malaje. Sobre todo desde que sacó a relucir su indenpendentismo. Lo cual le permite estar siempre en el candelero de la provocación hacia quienes no sentimos españoles por creer que España ha sido siempre una comunidad de pueblos varios y singulares, independientemente del Estado unitario y centralista que tuvimos hace ya cuarenta y pocos años.

Gerard Piqué, amén de dar muestras visibles de mirar a los españoles y a los catalanes no independentistas por encima del hombro, tiene ya edad suficiente para entender que su guasa molesta y hace que innumerables personas vayan sintiendo una aversión manifiesta hacia él y hacía los colores azulgrana. Incluso los hay que ya no ven los partidos de la selección. Y yo me pregunto: ¿cómo no ha sido capaz Andrés Iniesta, español de Albacete, humilde y  campeón de todo lo habido y por haber, de decirle a su compañero que deje de ser contumaz en el error?

Yo tengo la completa seguridad que de vivir  Biosca y Segarra, a quienes tuve  la suerte de conocer y de pasármelo bomba con ellos -por cierto, escuchando con alegría en el Hotel Oriente, una noche sabatina, a Manolo Escobar cantando ¡Que viva España!-, le hubieran dicho cuatro guasas a Piqué. Porque ellos nunca necesitaron alardear de nada para ser reconocidos como grandes jugadores y extraordinarios españoles -por más que Kubala fuera la estrella de la época-, que tuvieron la suerte de ser nacidos en Cataluña.

Cierto es, y creo que conviene decirlo cuanto antes, que muchos periodistas le han ayudado -y le siguen ayudando- a mantenerse en la cresta de la ola de tonto con balcón a la calle. Por consiguiente, con semejante respaldo, Piqué camina telendo y firme el ademán, convencido de que pertenece a una raza superior. Lo que no sé es cómo Sergio Ramos, de tanto frecuentarlo, no ha cogido ya una depresión al verse tan insignificante a su vera.













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