A medida que las investigaciones sobre el Patrimonio de la familia Pujol se intensificaban. En pleno asedio de la Justicia, el patriarca, Jordi Pujol, sacó a relucir su cólera y no dudó en anunciar los males que aquejarían a los españoles por atreverse a tanto. Unos españoles a los que odia. Sobre todo a los andaluces. Pruebas ha dado de ello, una y otra vez.
El fundador de Convergencia y Unión de Cataluña lanzó al aire la siguiente bravata: "Como me dé por poner en marcha el ventilador se va armar la gorda". A partir de esa amenaza se nos dijo que el Gobierno y los centros de poder habían entrado en pánico ante la posibilidad de que Jordi Pujol hiciera uso de las pruebas de corrupción que guarda gracias a su servicio de espionaje procedente del antiguo CESID.
Cuando aún el juez De la Mata no había decretado prisión para su hijo, Jordi Pujol Ferrusola Jr., Pujol padre amenazó otra vez: "Cuidado, porque si mueven el árbol caerán algunas ramas". Y el personal se lo tomó a cachondeo. Tal vez porque el lenguaje corporal del expresidente de la Generalidad no estuvo nunca en consonancia con su talento político. Lo cual movía a la risa y lo que es peor todavía: incitaba al chiste fácil. Y es que todo no se puede tener.
En mi caso, y dado que yo me preocupé de estudiar al personaje, comprendí bien pronto que es un tipo colérico, impaciente, rápido de mente, ambicioso, inteligente, e insoportable si alguien osa llevarle la contraria. Cuando discurseaba, yo tuve siempre la impresión de que estaba ante un predicador cristiano. Un cura de clase media con labia suficiente para convencer a los catalanes de que votar a Convergencia y Unión era convertirse de la noche a la mañana en militante de un partido independiente y moderado, mientras que a él le dejaran hacer de su capa un sayo.
Desde el encarcelamiento de su hijo, Jordi Pujol apenas ha dicho esta boca es mía... Actitud tan extraña como preocupante. Máxime si se trata de alguien tan poderoso por ser quien es y por cuanto sabe y dice saber. Y, claro, no he tenido el menor empacho en llamar a conocidos y amigos, con muchos más conocimientos que yo en estas cuestiones, para que me emitieran su parecer al respecto. Y todos me han dicho más o menos lo mismo.
"La venganza es un plato que se sirve frío".
Si, ya sé que es una obviedad. Por cuanto viene ocurriendo en Cataluña. Pue eso...
"La venganza es un plato que se sirve frío".
Si, ya sé que es una obviedad. Por cuanto viene ocurriendo en Cataluña. Pue eso...
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