El Apoel de Nicosia era, por su modestia, un equipo pintiparado para que Isco hubiera podido lucir su repertorio futbolístico y volver a ser portada de todos los medios que habían celebrado horas antes del encuentro su nuevo peinado como algo transcendente. Veremos a ve si el corte de pelo no le sienta al malagueño como a Sansón. Ojalá que no sea así. De momento, frente al modesto conjunto chipriota sólo cabe apuntarle en su haber un pase a Bale y que el galés mejoró poniéndole el balón a Cristiano Ronaldo para que éste la empujara a la red. Corría el minuto 12 y el Madrid hasta entonces no había sido capaz de mover el balón con velocidad ni tampoco había tenido precisión.
Hasta ese momento, Bale, jugando en la banda izquierda, parecía hallarse mejor en todos los sentidos. Incluso volvió a ponerle otro balón extraordinario a un Cristiano obsesionado con el gol. Como debe ser. Pero no sé por qué el galés decidió irse de esa posición a otra peor. Con el consiguiente perjuicio para el equipo y sobre todo para él. La pierna izquierda de Bale, un cañón preciso, y su potencia son cualidades inmejorables como para explotarlas en esa demarcación. En fin, el hecho es tan palmario como para que Zidane no lo vea. Así que sólo me queda decir que más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena.
Kovacic se lesionó a los veinte minutos. Y la entrada de Kroos mejoró el juego de su equipo. El alemán juega de memoria. Y además lo hace con suma elegancia. Tal es así que por ser elegante pasa más inadvertido a ojos no demasiado expertos. Kroos no necesita exhibir arabescos para destacar en un equipo repleto de grandes jugadores. Le basta y le sobra con emplearse mediante una sencillez tan eficiente. Algo que está al alcance de pocos jugadores.
El Apoel mientras tanto, dada su modestia, se limitaba a defenderse con más tesón que orden y con más pifias que aciertos. El único peligro del conjunto chipriota radicaba en que De Camargo, futbolista copulento y combativo, pudiera sorprender a Ramos o a Nacho en cualquier despite de éstos. Mas a medida que pasaban los minutos se veía que eso era una misión imposible. Así que todo se reducía a ver si el juego de Kroos y Modric ayudaban a Cristiano Ronaldo a marcar goles. Logró uno de penalti (minuto 51) y pudo obtener varios más.
El tercer gol logrado por Ramos, tras salir desde atrás combinando con Marcelo, con una chilena muy rara, hundió ya definitivamente los ánimos de los chipriotas. De modo que lo aprovechó su entrenador para que varios suplentes salieran al césped a hacerse la fotografía de rigor. Un premio magnífico para jugadores tan modestos como ya pasados de edad. En el Madrid, Isco dejó su sitio a Ceballos, minuto 70. Y Borja Mayoral sustituyó a Bale. A quien habría que situar en la banda izquierda. De no ser así, será difícil que recupere la confianza.
La presencia de Cristiano Ronaldo en el Madrid es tan necesaria como lo viene siendo en la selección portuguesa. Donde todo sus compañeros se sacrifican para que él, en cualquier momento, decida con sus goles. Aunque es bien cierto que hay que elegirle un compañero en ese frente de ataque. Y si es Bale, nada mejor que colocar a éste en la banda izquierda, con el fin de abrir a los rivales y por encima de todo para aprovechar las cualidades del jugador galés.
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