Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 21 de septiembre de 2017

Vaticinio sobre Zinedine Zidane

Fechas atrás, Rappel, el popular vidente, vaticinó en una entrevista que Zinedine Zidane no estará mucho tiempo al frente del Madrid. En su opinión, el exagerado ego de los jugadores acabará con la trayectoria del francés en el banquillo blanco, en el que hasta ahora ha ganado dos Champions, una Liga, un Mundialito de Clubs y dos Supercopas de Europa. Y remató su predicción así: "Tiene que ser muy difícil organizar a este grupo de jugadores porque todos se creen reyes del mundo y la séptima maravilla de la creación. En el fútbol todo el que sube deprisa se lo cree y se convierte en un pequeño reyezuelo".

Yo no sé si a Rappel le gusta el fútbol y conoce sus entresijos, pero reconozco que acertó plenamente con su diagnóstico. Aunque ojalá no se cumpla su profecía y ZZ siga muchos años en el Madrid. Primero. Porque sus éxitos lo avalan y asimismo es merecedor de ellos por su comportamiento. Segundo. Porque sería una decisión temeraria prescindir de un tipo capaz de retorcerle el cuello a las palabras desatinadas cuando la derrota se produce. Lo cual no es fácil. Y mucho menos siendo entrenador del Madrid: cuya plantilla es tan amplia como extraordinaria.

Precisamente el valor de la plantilla madridista obliga al entrenador a conducirse ante el grupo no sólo con justicia, sino que ha de demostrar que sus conocimientos salen siempre a relucir cuando el equipo más los necesita. Que serán menos veces, muchas menos, que las exigidas a entrenadores de equipos carentes de tantísimo potencial como el Madrid. Es el peaje, bendito peaje, que todo entrenador de un equipo tan grande ha de pagar. Por algo que es axioma: en el Madrid los éxitos obtenidos se olvidan en un amén y las derrotas generan situaciones tan adversas como para que un entrenador que vive en la cresta de la ola termine estrellándose contra un espigón.

El entrenador del Madrid no tuvo su mejor noche frente al Betis. Se le veía convencido de que el gol llegaría por arte de magia. Mas fue Modric -en estado de gracia y con deseos evidentes de ser la figura principal del encuentro en ese medio campo donde parece ser que nada más que brilla Isco Alarcón- quien se hizo notar. Éste, en cambio, viendo al croata imponiendo su ley, decidió hacer la guerra por su cuenta; olvidándose de que dejaba a Javi García libre de preocupaciones y por tanto ayudando a sus compañeros en otros menesteres. Craso error.

En esos  momentos de dominio madridista, ZZ, además de no corregir la posición de Isco, dejó que  Carvajal y Marcelo jugaran atropelladamente. Hasta el punto de que los jugadores verdiblanco tuvieron dos ocasiones clarísimas para marcar. El entrenador del Madrid no buscó soluciones para horadar al rival por el centro, en vista de que las bandas estaban obstruidas por Francis y Tello.  Tampoco ordenó presionar los saques de Adán. A quien se le achacaba inquietud por no estar todavía preparado para jugar en corto con sus defensas. En fin, que Zidane dejó transcurrir el tiempo por creer que el gol llegaría por arte de birlibirloque. Así que dilapidó la primera parte.

En cuanto a los cambios, realizados en la segunda parte deprisa y corriendo y en medio de una confusión grotesca, en vez de mejorar al equipo lo desordenó aún más y permitió que los de Heliópolis se fueran adueñando de la situación. La defensa era un caos. Sergio Ramos corría como un poseso, persiguiendo fantasmas y anhelando ser otra vez el hombre capaz de convertir el agua en vino.

A Marco Asensio, Lucas Vázquez y Borja Mayoral, necesitados de al menos diez minutos para coger la honda del partido, no les salió nada bien. Y pude observar que el futbolista balear principia a dar señales de que su estancia en el banquilllo se le antoja inmerecida. Y así podría seguir dando pistas de jugadores que han saltado a la fama hace nada y de otros veteranos y figurones del balompié internacional, que parecen ya estar hartos de que aquí los halagos se los  lleve el de siempre. 

En rigor, aún no creo que haya pequeños reyezuelos con fuerza y deseos suficientes para hacer que Zidane decida coger los bártulos, llegado el momento. Pero también es cierto que Rappel, vidente popular, no anda descaminado con su vaticinio. Pues el fútbol es un deporte de equipo en el cual cada jugador es rabiosamente individualista. Por razones obvias. Y manejar tantos egos es tarea de una complejidad indecible. Claro que sí.

Frase

El éxito es como el whisky: la primera copa tonifica, la segunda excita, la tercera trastorna y la cuarta tumba (Márius Carol).

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