Entrenadores, marcaje a Messi y practicidad

De la soledad de los entrenadores se ha hablado mucho. Pero sólo quienes han entrenado muchos años saben cómo es y de qué manera sus secuelas se van instalando solapadamente en ellos. Es un proceso inexorable que va afectando a la salud en la misma medida que al cáracter. Cierto es que desde hace ya mucho tiempo los técnicos se sienten arropados por varios ayudantes. Aun así, el actor principal es el entrenador y, lógicamente, ha de soportar todo el peso de la responsabilidad que no cesa nunca. Los entrenadores apenas saborean las victorias. Porque ellos están ya pensando en el siguiente partido. Durante el Málaga-Athletic la cara de Michel lo decía todo. Debido a los gritos de los aficionados contra él y asimismo para Adrián -su hijo-, que tiene el valor de estar jugando a las órdenes de su padre. Sufrimiento doble. El gol del uruguayo Rolan, que fue el del empate a tres, lo celebré yo como algo mío.

Se extrañaban los comentaristas del Gerona-Barcelona que el entrenador gerundense, Machín, hubiera ordenado a Maffeo que siguiera a Leo Messi por todo el campo. Hablaban despectivamente de la decisión por ser ésta -según ellos- muy antigua. De otra época. Vamos, de los tiempos de Maricastaña. Convencidos además de que ese marcaje al hombre estaba ya arrumbado por ser innecesario. Y no es así. Es más, lo contraproducente es que todos los equipos recurran a la defensa en zona por sistema. El cual favorece muchísimo a los futbolistas que marcan deficientemente. Por cierto, el Celta de Vigo, entrenado varias temporadas por Eduardo Berizzo, jugó mediante el sistema mixto y los resultados le dieron la razón. Otro día hablaremos de por qué se impuso en el fútbol marcar en zona. Y ustedes, señores comentaristas, no deberían haberse sorprendido del marcaje combinado que ordenó Machín. Pues todo es válido si se hace bien.

En mis caminatas diarias, suelo yo pararme a charlar con quienes así lo desean. Y créanme que no son pocas las personas que me abordan para preguntarme por cuestiones relacionadas con el fútbol. Hoy se ha dirigido a mí alguien que dijo ser madridista y que no se cortó lo más mínimo en decirme que nunca ha visto a nadie ser más exigente que yo con las actuaciones del Madrid. Hasta el punto de que entre bromas y veras me ha tachado de ser un azulgrana camuflado. Y no he tenido más remedio que reírme. Luego le he dicho que mi madridismo es fetén. Como corresponde a quien asumió serlo cuando vestía pantalones cortos. En cuanto a que yo sea partidario de regalarle los oídos a los jugadores eficientes y no a quienes busquen en todo momento la superficialidad, se debe a que mis muchos años en el banquillo me han abonado a la practicidad.