De fomentar el turismo en esta ciudad se ha venido hablando y escribiendo desde la primera década del siglo pasado. Así lo leí yo hace ya mucho tiempo en Libro de Ceuta. El cual fue editado por iniciativa del Centro de Hijos de Ceuta en 1920.
Recién llegado yo a esta ciudad, verano de 1982, a pesar de que los comercios eran muchísimos y existía el tópico de venir a Ceuta a comprar el clásico transistor, la botella de güisqui, el queso de bola y el cartón de tábaco, entre otros artículos, el concejal de Turismo no se cansaba de airear que era fundamental lograr la venida de turistas. Como no podía ser de otra manera.
Se hizo el Parque Marítimo del Mediterráneo pensando en que su privilegiada situación y su belleza, que la tiene a raudales, sirvieran de acicate para que viajara hasta aquí el turismo peninsular. Pero la obra de César Manrique, por sí sola, carecía de gancho suficiente para tal menester. Había que dotarla de espectáculos deportivos, artísticos, culturales... Y nadie hizo nada al respecto. Tal vez por falta de imaginación. Esa loca de la casa que tan buenos resultados proporciona si se arriesga. Así que el gran escenario se convirtió en una gran piscina municipal.
He conocido a varios consejeros de Turismo. Y todos repitieron hasta la saciedad que lo fundamental era que Ceuta fuera visitada por innumerables personas. Y que harían lo imposible por lograr semejante hazaña. Hubo uno que entendió el asunto a su manera y los turistas que llegaban estaban tiesos como una mojama. Arribaban incluso con la tartera debajo del brazo. Más o menos como los catalanes hacen cuando viajan con el Barça a Madrid.
Hace poco tiempo, Juan Vivas le endilgó la consejería de Turismo y Deporte a Emilio Carreira. Tal vez convencido -es una opinión mía- de que éste no dudaría en tocarse los... dídimos durante los dos años que aún quedan para que se celebren las próximas elecciones; debido a que hacer proselitismo del turismo ceutí es una pérdida de tiempo. Pero el consejero de Turismo y Deporte ha empezado su misión de manera sigilosa y acertada.
Lo primero que ha hecho el consejero de la cosa es reunirse con la secretaria de Estado de Turismo, Matilde Asián, para pedirle que abogue por la reforma que está pidiendo a gritos el Parador Nacional La Muralla. Y ha argumentado su petición con los índices de ocupación de un establecimiento que debe reverdecer sus lauros junto a una plaza de África recoleta y donde se respiran aires de la tierra por los cuatro costados.
El siguiente paso del consejero de Turismo y Deporte tendría que ser el de procurar por todos los medios a su alcance que el Hotel Ceuta Puerta de África vaya cobrando todas las deudas. Aunque comprendo que esa es tarea tan ardua como compleja y que llevaría su tiempo. El que necesita EC para no aburrirse desempeñando un cometido que está por debajo de sus muchas posibilidades como político.
Y acabo preguntándole lo siguiente al consejero: ¿sabe usted, señor Carreira, el éxito que tendría convertir el local de Tax Fray en una cafetería moderna? Una cafetería capaz de darle más vida al Parador y a la plaza de África Pues eso...
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