Zumbado
A mí me gusta meterme en la piltra antes de las doce de la noche y sobar durante siete u ocho horas. Así me puedo permitir el lujo de levantarme de mañana y caminar una hora y media con el ritmo adecuado a mis condiciones físicas. Por tal motivo, cuando les he dicho a mis hijos que he estado viendo los partidos del Madrid por tierras estadounidenses, a las tres y a las cuatro de la mañana, no han dudado en calificarme de zumbado. Y no he tenido más remedio que darles la razón. Porque hay que estar chalado para pasar varias noches en claro con el fin de ver a un Madrid que no ha sido capaz de ganar ni un partido de los disputados. Y, para más inri, yo no pertenezco al clan de quienes dicen haber disfrutado de la magia de Isco. Hacedor de cosas maravillosas. No me extraña que un amigo mío –madridista fetén- me haya dicho, hace nada y menos, que el problema del Madrid, de momento, es que su juego tiene más tonterías que un Mueble bar. Por algo será.
A mí me gusta meterme en la piltra antes de las doce de la noche y sobar durante siete u ocho horas. Así me puedo permitir el lujo de levantarme de mañana y caminar una hora y media con el ritmo adecuado a mis condiciones físicas. Por tal motivo, cuando les he dicho a mis hijos que he estado viendo los partidos del Madrid por tierras estadounidenses, a las tres y a las cuatro de la mañana, no han dudado en calificarme de zumbado. Y no he tenido más remedio que darles la razón. Porque hay que estar chalado para pasar varias noches en claro con el fin de ver a un Madrid que no ha sido capaz de ganar ni un partido de los disputados. Y, para más inri, yo no pertenezco al clan de quienes dicen haber disfrutado de la magia de Isco. Hacedor de cosas maravillosas. No me extraña que un amigo mío –madridista fetén- me haya dicho, hace nada y menos, que el problema del Madrid, de momento, es que su juego tiene más tonterías que un Mueble bar. Por algo será.
Zinedine Zidane
Ha reconocido que su equipo tiene un problema generalizado. Porque no es
normal que aún no haya ganado un partido. El comentario del entrenador del
Madrid me obliga a pensar lo siguiente: si Zidane pertenece a esa clase de
entrenadores que ganan y pierden un partido y
no solo saben por qué sino que también tienen la solución para continuar
ganando o ir dejando de perder, no tengo la menor duda de que ya habrá dado en
el quid antes de jugar la Supercopa de
Europa contra el Manchester United. De no ser así, mucho me temo que el mal
juego del equipo y sus malos resultados generarían una situación de alerta
máxima en un club no sólo acostumbrado a ganar sino también obligado a obtener
triunfos. Por causas obvias. Las dudas son malas. Muy malas. Y me da a mí en
las pituitarias que ZZ está actualmente acosado por la incertidumbre. En
ocasiones, tener una plantilla tan amplia genera problemas a la hora de tomar
decisiones. A mí se me viene a la memoria el argumento del Asno de Buridán.
He
leído esta mañana, en un periódico deportivo de tirada nacional, que a Gareth
Bale le ha prohibido el Madrid que juegue en el campo de fútbol que tiene en
una finca suya, porque el césped puede no estar en condiciones y por tanto siempre estará expuesto a las
lesiones. Menos mal que el galés, que se sepa, ni monta a caballo, ni torea
vaquillas, ni le ha dado todavía por bucear entre tiburones. Porque de haberse
dado una de tales circunstancias ahora mismo lo pondrían en la picota. Bueno,
puesto en la picota lleva ya Bale mucho tiempo. Lo que sí harían sus
encarnizados detractores es redoblar sus esfuerzos para que el galés salga del equipo, cuanto antes mejor, a fin de que su puesto sea ocupado por un jugador español.
Tarea que, desde que la Selección Española ganó algunos títulos, corresponde a
los componentes del periodismo aferrado al chovinismo: fervor exagerado por los
jugadores de la patria propia acompañado de desprecio por los extranjeros.
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