Nuestra manera de jugar es innegociable

Juan Carlos Unzúe

Han decidido casi todos los entrenadores que sus equipos se muestren como lo hacían la Selección Española con Luis Aragonés y el Barcelona de Pepe Guardiola. Es decir, sacando la pelota jugada desde atrás por sistema. Lo cual nos permite ver escenas de porteros atacados por los nervios, debido a su deficiente manejo del balón con los pies. Estado de inquietud que se apodera asimismo de quienes esperan recibir el balón. A Juan Carlos Unzúe, entrenador del Celta de Vigo, tal proceder le ha costado ya la primera derrota frente a la Real Sociedad en Balaídos. Y la respuesta a semejante desaguisado por parte de las voces más autorizadas del equipo gallego es la que ya se ha convertido en tópica: "Nuestra manera de jugar es innegociable". Y a vivir que son dos días. El fútbol ha evolucionado mucho y para bien. Pero sigue teniendo reglas que han de ser respetadas porque forman parte del deporte rey.

Santiago Segurola

Fechas atrás, Santiago Segurola -especialista de la cosa- titulaba su artículo de esta guisa: "El "Madrid destruye un mito de 44 pases". Y a partir de ahí elogiaba, y de qué manera, la jugada como un monumento a la precisión, la inteligencia, el engaño, la creatividad y el ritmo. De haber vivido Juan Ramón Jímenez le habría amonestado por excederse en los ditirambos. SS siguió diciendo que fue una obra maestra a la que Casemiro le puso la guinda con su gol en Riazor. El reputado periodista tampoco se cortó lo más mínimo en calificar la jugada de obra maestra. Claro, a renglón seguido nos recordó al Barça de su adorado Guardiola y de cómo en plena histeria mouriñista se predicó la versión agria y contragolpeadora del Real Madrid. Como si esa forma de jugar fuera despreciable. Lo que se calló SS es que si el Madrid poseyó el balón tantísimo tiempo fue, sin duda, porque tanto Pepe Mel como sus jugadores estuvieron en Babia durante esa acción. En el fútbol todos los sistemas y estilos de juego son válidos si se adaptan a las condiciones de los futbolistas y sirven para ganar. Cierto es que hay equipos -con plantillas tan numerosas como extraordinarias- que pueden acomodarse a cualquier situación. Más nunca por sistema. 

Quique Setién

Tras ver al Betis en el Camp Nou comprendí bien pronto que es otro de los conjuntos cuya forma de jugar será considerada innegociable en cuanto sufra el siguiente revés. Frase hecha que los profesionales destacados de nuestro fútbol repiten cual papagayos. Es más, en cuanto los béticos usen y abusen de sus pases cortos y horizontales, tratando de sacar la pelota jugada desde atrás, aunque los rivales estén atosigando a sus defensores en terrenos comprometidos para Adán, se oirá a su entrenador decir como si tal cosa: "Yo no voy a cambiar mi manera de entender este juego porque los resultados no nos sean favorables". Y se quedará tan pancho. ¿Qué les pasa a los entrenadores actuales para que consideren un desdoro impedir que los porteros y defensas usen el despeje orientado cuando la ocasión lo requiera? ¿Por qué desechar, por ejemplo, la oportunidad de echar un balón fuera y lejos del propio campo para evitar el peligro de un atosigamiento contrario y además convertirse entonces en equipo presionante? ¿Dónde está escrito que el saque largo del guardameta, tras invadir sus compañeros la parcela de juego del rival, no tiene razón de ser?

Lleva razón un amigo mío, que jugaba al fútbol como los ángeles, si acaso éstos han jugado  alguna vez, cuando dice que hay entrenadores más cursis que las niñas de Sicur. Gaditanas del siglo XIX