Ser entrenador de fútbol nunca fue tarea fácil. Incluso hubo una época en la cual no estaban considerados en consonancia con la responsabilidad asumida. Tuvo que surgir Helenio Herrera para que los técnicos adquiriesen el nivel merecido por desempeñar un cargo siempre expuesto a todos los vientos como la flor del vilano.
Mandar es un ejercicio complejo. Hacerlo con acierto y equidad es doblemente difícil. Dirigir una plantilla de futbolistas es más complicado que ser director de cualquier empresa importante. Porque no hay día en el cual los medios de comunicación no accedan a cuanto acontece en el seno de un grupo donde no todo es de color de rosa.
¡Qué entrenador no ha soñado con tener una amplia y extraordinaria plantilla! Aun sabiendo que ese logro tampoco está exento de dificultades. Sobre todo la de caer en la indecisión permanente. Y que conduce a no saber, no querer o no poder elegir a los jugadores más convenientes en cada partido. Dudas que ha superado con creces el entrenador del Madrid.
Zidane, a la chita callando, con ese sosiego natural que emana y que le ayuda a salir de los peores trances, no necesita proclamar que en su equipo todos los jugadores son titulares. Frase hecha que en su caso se ha convertido en axioma: verdad que le obliga a cambiar el sistema táctico de su equipo para conceder oportunidades a todos sus futbolistas. Permítanme un solo ejemplo: no es lo mismo tener las bandas cubiertas con Marco Asensio y Lucas Vázquez, a que Isco sea el que lleve la batuta.
ZZ ha demostrado que no es un técnico conservador haciendo alineaciones. Amén de haber convencido a todos los integrantes de la plantilla que estar en el banquillo no constituye desdoro para nadie. Pero que desdora, en cambio, a quienes se muestran disconformes. La forma de proceder de Zidane, además de propiciar triunfos, ha conseguido que todos los componentes del grupo se sientan útiles e importantes.
Por consiguiente, si Zidane ha estatuido como norma el cambio de jugadores en función del planteamiento que exige cada partido, o bien confía ciegamente en todos los miembros de la plantilla y por tanto trata de repartir esfuerzos durante una temporada larga y competitiva hasta extremos insospechados, creo improcedente que haya periodistas que escriban así: "Nacho jugará en detrimento de Varane. También Bale lo hará en detrimento de Marco Asensio". Y así sucesivamente.
Y me explico: verdad es que James se fue del Madrid -y asimismo Morata- por creer ambos que no jugar más dañaba su prestigio. Que es mucho. Así que en ellos habría sido acertado emplear el detrimento. Pero en el caso de Nacho hubiera bastado con decir que sustituirá a Varane. Y que Bale jugará en vez de Marco Asensio. Así de sencillo.
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