He
tenido una comida con Luhay Hamido (presidente de la Asociación Deportiva Ceuta
FC), Juan Ramón Martín (entrenador) y Mohamed Chaib (directivo), y he sacado la
siguiente conclusión: están entusiasmados con la plantilla que han
confeccionado y de la que esperan los mejores resultados para que el Alfonso
Murube vuelva a registrar llenos como otrora.
Es la
segunda vez que he dialogado con el presidente y me ha servido para confirmar
la primera impresión que tuve de él. Es buen conversador, agradable, culto y no
se cansa de hablar de fútbol y sobre todo de buscar revulsivos capaces de
despertar el interés de los ceutíes por el primer equipo de la Ciudad.
Mi
respuesta no deja de ser una perogrullada. Estimado presidente: los buenos
resultados serán los que vayan animando a esa parte de la afición que ha
perdido la costumbre de ir al fútbol. Es el momento en el cual Chaib y yo nos
metemos en el túnel del tiempo y vemos la Avenida de África repleta de hinchas caminando hacia el
Estadio. Y, claro, surgen las anécdotas y los recuerdos van aflorando. Y,
créanme, que son muchísimos.
La gran
obsesión de Juan Ramón Martín es conseguir el ascenso con la Asociación
Deportiva Ceuta Fútbol Club. Pues no se cansa de decir que ese logro sería el
mejor servicio prestado a quienes han confiado en él hasta el punto de
contratarlo cuando menos lo esperaba. El técnico astigitano, además de ser
persona agradecida, cuenta en su haber con algo muy importante: le gusta Ceuta.
Y la vive como si hubiera nacido aquí. Una identificación con la tierra que le ayuda a desempeñar la tarea diaria con
verdadera devoción.
En un momento determinado de la conversación echo mano de mi memoria y le cuento a Juan Ramón que, varios meses antes
de nacer él en Écija, yo era entrenador del equipo de su tierra y fui por tanto
testigo de la inauguración del alumbrado del Estadio Municipal San Pablo, en un partido
frente al Betis compuesto por jugadores como Cobo, Bizcocho, Frigols, Jenaro, Rogelio, Del Pozo, Macario, Nebot…
Y le cuento que poco tiempo después yo tuve en el
Mallorca a Frigols, Jenaro, Macario y Nebot. Y que a veces, cuando nos poníamos
nostálgicos, sacábamos a relucir, entre otras cosas, el enorme calor que
hacía aquella noche del mes de agosto en Écija, y sobre todo nos acordábamos del
siguiente lance que en su momento nos hizo mucha gracia.
Miguel
Alcántara era portero del equipo astigitano y contaba, en un corrillo formado por jugadores de ambos equipos, antes de pasar a los vestuarios, que él había trabajado en una granja donde se le
pagaba poco pero que él se desquitaba sorbiendo huevos en cantidad. Miguel
Alcántara, fallecido hace tres años, contó con mi aprecio y yo disfruté de
su amistad. O sea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta mis escritos ,pero desde el respeto.
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.