Cuando el mercado de fichajes está a punto de ser cerrado se nos dice en los medios deportivos de tirada nacional, por parte de quienes son tenidos por las cabezas de huevo de nuestro deporte rey, que el Madrid necesita fichar un central. Sin que tal aseveración vaya acompañada del argumento adecuado a la exigencia de la petición. Con lo cual no hacen sino dar palos de ciego. La defensa del Madrid lleva ya muchas temporadas repleta de centrales diestros. Pepe, Varane, Ramos y Nacho. Se fue Pepe y llegó Vallejo; cuya pierna izquierda es tan poco eficiente como la de Ramos. A quien hay que reconocerle sus virtudes en la misma medida que denunciar sus carencias por actuar en el lado siniestro. Insuficiencias que son varias y muy graves. A ver si algún técnico del Madrid se percata de lo importante que es la distribución racional de los jugadores en el césped y sobre todo en una defensa que está pidiendo a gritos un zaguero zurdo.
El regreso de Villa a la Selección ha sido recibido con tanta ternura por parte de los popes dedicados a instruirnos en cuestiones balompédicas desde sus púlpitos escritos, radiados o televisados, que no tengo duda alguna de que infinidad de españoles habrán derramado las consiguientes lágrimas de alegría por el retorno del jugador asturiano. Gran futbolista que juega en una liga estadounidense (LMS). La cual no deja de ser una competición menor. Por la misma razón, y siguiendo los consejos de Gerard Piqué, habría que darle el mismo trato a Iker Casillas. Si Lopetegui ha seleccionado a Villa -35 años- no creo que sea para hacer turismo o para que le levante la moral a Iniesta mediante abrazos chillados, sino para jugar. Y, si es así, por qué no pensar que Marco Asensio se quedará en el banquillo. Y, por supuesto, nadie diría ni mu. Ahora bien, si el sacrificado fuera Isco, un suponer, ya podría Villa ir encomendándose a todos los santos para que Italia salga derrotada en el Bernabéu. Y a ser posible con un gol suyo.
Marco Asensio está ahora mismo viviendo en la cresta de la ola del fútbol español y también en la del mundo. Cresta de la ola: "Pocas expresiones tan exactas para definir la altura y precariedad simultánea de quien sube como la espuma, impulsado por una fuerza ajena, brilla un instante, y después se desploma. En la cresta de la ola hay soledad y vértigo". Porque, aunque se hayan hecho méritos suficientes para hallarse en tan extraordinario pináculo de la gloria, siempre se necesita la voluntad ajena. Marco Asensio, según dicen quienes lo conocen, es un hombre con las ideas muy claras. Tan claras como para jugar al fútbol cual hace mucho tiempo que no se jugaba. Los críticos que lo celebran actualmente han tardado una eternidad en darse cuenta de cómo el fútbol interpretado por el balear no necesita de tonterías de mueble bar para engatusar a los espectadores. Marco Asensio, con libertad de movimientos controlados, puede jugar donde más lo necesite el Madrid y la Selección.
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