Jubilado
en 2015, el director del Centro Asociado de la UNED en Ceuta parecía haberse
quitado años de encima cuando nos cruzamos un día por la Avenida de Antonio
López Sánchez-Prado y charlamos de lo que nos dio la real gana en aquella
mañana de primavera. Tenía un aspecto inmejorable y así se lo manifesté. Porque
además de ser verdad, verdad de la buena, a los amigos conviene insuflarles
ánimos a cada paso. Un año después volvió a decirme que la jubilación le había
sentado la mar de bien.
Hoy nos
hemos vuelto a cruzar en el mismo sitio y me he encontrado con un Fernando Jover muy distinto. Me ha
dicho que sus achaques son cada vez más persistentes. También me ha confesado
que se aburre cuando pasa cierto tiempo en Granada. Que echa mucho de
menos Ceuta. Lugar donde a él se le conoce y él conoce a muchísimas personas. Y
por tal motivo se viene para acá en cuanto se lo permiten los médicos. Lo que
dice mi amigo FJ es verdad que no necesita demostración.
Desde
hace ya cierto tiempo no dejan de arreciar las críticas contra el Director Territorial del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (INGESA) en Ceuta,
Fernando Pérez-Padilla. Médico de Familia. No ha mucho alguien, a quien aprecio y merece toda mi confianza, me
facilitó datos para que yo pudiera romper lanzas por el DNT. Pero yo, y no me pregunten los motivos, decidí no hacerlo. Entre
otras razones porque las pruebas no
procedían de una persona capacitada para opinar acerca de lo que pudiera estar
haciendo bien o mal el ya reseñado director. Y sobre todo porque yo nunca había
tenido el gusto de hablar con él.
Hoy,
sin embargo, por pura casualidad, se me ha presentado la oportunidad de
compartir un rato de charla con un médico especialista y éste, tras
preguntarle por la labor de don Fernando, me ha dicho que es un buen médico.
Amén de ser persona de trato agradable y siempre dispuesta a escuchar atentamente las quejas. ¿Entonces por qué viene
recibiendo críticas tan acerbas? Y mi interlocutor me contesta así: “Fernando Pérez-Padilla ha
conseguido muchas cosas. Sin duda. Pero de un tiempo a esta parte, y no sé por
qué, ha dejado de ser exigente con sus superiores. Y su labor se ha estancado. Ahora bien, de él
depende volver a coger la senda de las mejoras por las que todos estamos
lampando.
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