Antonio Ferrera
Acudo
al Centro de Salud del Recinto para que mi médico de cabecera firme la
solicitud que me permita hacerme el análisis de sangre correspondiente a mi
revisión semestral. Antes de que comience la consulta varios pacientes charlamos sobre Antonio Ferrera. El cual ha sido nuestro médico durante muchos
años. AF lleva bastante tiempo dado de baja. Y se viene echando de menos. Porque AF se ha distinguido en
todo momento por la dignidad con que
reviste su profesión. En él ha primado
siempre el respeto por el enfermo, la cortesía permanente y su experiencia para
mediante un seguimiento exhaustivo ser capaz de diagnosticar atinadamente. En suma, AF es un profesional de la
salud que fue entrenado a conciencia para tales menesteres. Hoy, además, he
tenido la suerte de hallarme con él. Y, tras la alegría de poder darle un
abrazo, me ha dicho que aún seguirá dado de baja.
No es
la primera vez que charlo con él de cuanto sea preciso, se nos ocurra y nos dé
la real gana. Porque AG no se corta
lo más mínimo en emitir su parecer sobre algo si cree que atesora conocimientos suficientes. Sin
embargo, de lo que menos opina es de piragüismo. Cuando se me antoja que podría
dar clases magistrales al respecto. Hoy hemos hablado de que ya no existen
potreros. Esto es, terrenos sin edificar donde antes jugaban los niños al
fútbol. Aunque tampoco es menos cierto
que se han construido campos adecuados para los chavales en todos los rincones de
España y me imagino que en muchos otros países. Y es que el fútbol ha
evolucionado tanto, y para bien, que no cabe decir que tiempos pasados fueron
mejores. Lo que yo no sabía es que mi amigo AG es un buen aficionado al toro. Pero
preferimos mordernos la lengua.
José Paz El Chuli
Coincido
en el Hotel Ceuta Puerta de África con un amigo nacido en Córdoba y que ha venido a
Ceuta por vez primera. Es, más o menos, de mi edad. Y pronto me ha
preguntado por José Paz El Chuli. Y le contesto que la última vez que lo vi fue en la calle Enrique
el Navegante. Y lo primero que me dijo es que venía de darse una vuelta por el
Mercado Central de Abastos. Ya que es
merodeador fijo de esa zona porque le permite seguir comunicándose con la gente que ha de ganarse los “grabieles” en
plena calle. Lo mismo de siempre: El Chuli sigue alternando con quienes mantienen el tenderete en las aceras y viven cada día pensando sólo en el presente rabioso. Es la misma persona que tú conociste a finales de los años cincuenta. Cuando los espectadores que abarrotaban el Estadio del Arcángel bramaban de entusiasmo con sus actuaciones.
-¿Se le quiere aquí a Paz? ¿Se le respeta? ¿Se le ha reconocido públicamente cómo se jactaba de haber nacido en esta tierra cuyo nombre no se le caía de la boca? –pregunta mi amigo.
Mi contestación es espartana: No.
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