Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 19 de julio de 2017

Antonio García Gaona está siendo investigado



La moral y la legalidad son nociones diversas, sobre todo si la segunda se establece y se manipula por quienes quebrantan la primera. Así se lo dije una noche a Sebastián Alzamorasecretario  de la Federación Balear de Fútbol- en su despacho oficial. Debido a que había cometido una mala acción contra mí.  Y, dado que era un tipo convencido de que estaba siempre en posesión de la verdad, mis palabras le sentaron como un tiro. Ni que decir tiene que en cuanto pudo me dio otra puñalada trapera.

Sebastián Alzamora y Pablo Portaentonces presidente de la RFEF- estaban a partir un piñón en los años setenta. Como suelen estar siempre los cargos cuyas ansias de poder les predispone a convertir en basura  lo que tocan. Lo cual resulta todo lo contrario del rey Midas. De Pablo Porta no tengo el menor inconveniente en redoblar el tambor. Dijo a voz en grito que yo era el mejor ejemplo para el fútbol español. Debido a mi extraordinario comportamiento ante un intento de soborno en la temporada 75-76. No dudó en ponerme en los cuernos de la luna. 

Pronto sonó el teléfono de las oficinas del Luis Sitjar. Y la secretaria, María José Turróhija del mítico jugador y entrenador Jaime Turró, que además era mi ayudante-, me comunicó que quien estaba al aparato era don Pablo Porta: Presidente de la Real Federación Española de Fútbol. Subí con celeridad lo escalones conducentes desde el césped a la primera planta donde se hallaban las oficinas. Convencido de que iba a ser felicitado por don Pablo

Y, nada más decir hola que tal…, recibí esta bocanada de aire fétido: “De la Torre, calladito habrías estado mejor. Así que estoy en condiciones de asegurarte que nunca entrenarás en Primera División. Y algo más: lo vas a tener muy difícil a partir de ahora como entrenador”. 

Una hora más tarde la bella María José volvió a decirme que al aparato se encontraba José María García. Acudí presto otra vez para hablar por teléfono. El gran José María me pidió que le contara en exclusiva todo lo que había ocurrido. Y así lo hice en su programa de la noche. A cambio de ello me dijo si me apetecía entrenar al Cádiz. Le contesté que sí. Pronto  me enteré de que me había mentido.

La suerte quiso que, pocos días después, coincidiéramos en el Hotel Meliá de Madrid. Cuando allí se celebraban los plenos de la Real Federación Española de Fútbol. Y le dije de todo menos bonito. Debo decir que García aguantó el chaparrón sin decir ni mu. Ante la atenta mirada de un paisano mío con mando en el hotel.

Luego, al cabo de los años, y cuando yo ya había vuelto a fiarme de los cargos federativos, me topé con uno tan fulero como para decirme que hablaba con Dios todos los días y fiestas de guardar. Y me llevó al huerto. Uno es así de sentimental. Por lo que no dudé en decirle muchas veces a Antonio García Gaona, por escrito, desde el primer día que fue presidente de la FFCE, que metiera la linterna en la sede federativa. Y que  encargara una auditoría como mandan los cánones. 

Pero AGG, todo compungido, respondía siempre lo mismo: “Yo no le puedo hacer eso a quien he querido como a un padre". Ahora, cuando está siendo investigado, le digo a García Gaona que mi mayor deseo es que salga ileso de tan penoso trance. Aunque sea gracias a los cambios producidos en el artículo 9 de los Estatutos de la Federación. En su momento.

Frase

Un investigado no tiene por qué ser culpable de unos hechos que se le están imputando.

  


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