Entró junio atosigando, no por el calor, que aún no
ha embestido -al menos en Ceuta- en la
medida que se esperaba, sino por ciertos horrores –accidentes, siniestros,
crímenes-, y en tono mucho menos grave, por impaciencias a cargo de los vivos:
Podemos decidió montar el espectáculo de una moción de censura a Mariano Rajoy.
Censura
de la que el presidente del Gobierno salió fortalecido en la misma medida que Pablo Iglesias hacía gala nuevamente de una cursilería que
nos obliga a pensar si acaso el muchacho
no estará emparentado con la familia Sicour que habitaba el Cádiz del Siglo
XIX. Tampoco ha sido bien aceptado, digan lo que digan los progresistas de tres
al cuarto, el mal comportamiento tenido con el Rey Emérito.
Y, dado que el fútbol no ocupa menor espacio
que la política en la preocupación colectiva, los aficionados han estado con el
alma en vilo por el anunciado deseo de Cristiano
Ronaldo de quererse ir del Madrid a su añorado Manchester United. También les ha sentado como un tiro a los
españoles la derrota de la Selección Sub-21. Porque en ella se habían depositado muchas
esperanzas.
A
partir de ahora, y ante la escasez de noticias, a los periodistas les
corresponderá manejar con destreza las consabidas serpientes de verano. Precisamente
hoy, leyendo un periódico que tiene 150 años de historia, y donde sus opinantes
siguen cuidando la escritura con mimo, he leído que hay que tener cuidado con las
encuestas, que son serpientes de verano. “Son como las medusas, que nadie
piensa en ellas hasta que pican ahí”.
Y el articulista
nos dice que las encuestas publicadas en los diarios que antes eran de derecha
dicen que Pedro Sánchez va estupendo,
remontando como un campeón, hundiendo a Podemos. Por el contrario, las
encuestas publicadas en los diarios que antes eran de izquierda dicen que Pedro Sánchez se ha desinflado, que con
la gestora vivían mejor y que a éste paso hasta Albert Rivera, que sube despacio, los va a adelantar.
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