A
medida que van pasando los días y el caos reinante en la frontera permanece sin
emitir siquiera un atisbo de mejoría, la preocupación de los empresarios sigue
aumentando a la par que su desconfianza en los gobernantes. Y me
consta que están haciendo malabares para no caer en la desesperanza. Pues bien
saben ellos que ese estado de abatimiento es peor que la desesperación. Por más
que ésta exija contundencia en las respuestas y exasperación a raudales.
Dilema.
Por si
fuera poca cosa el tener que elegir entre dos soluciones, ambas malas, resulta
que los empresarios también están inmersos en un mar de dudas porque se les
está diciendo que el delegado del Gobierno, tras verse superado por la gravedad
de los problemas fronterizo, ha decidido, al parecer, que sea nuestro alcalde
quien se ponga al frente de las reivindicaciones ante el Ministro de Interior.
Lo cual deja a nuestro alcalde en una muy delicada posición.
Y no
sólo porque esa defensa no le corresponda a Juan Vivas. Sino porque los hay ya,
en su partido, que no desean bajo ningún concepto que el alcalde se implique
abiertamente en un asunto complejo y del cual puede salir más que chamuscado
con quemaduras políticas de tercer
grado. Las cuales influirían negativamente en las urnas de las próximas
elecciones. Y, claro, no están dispuestos a que eso se produzca.
El
problema radica en que Juan Vivas ha sido siempre el mentor de Nicolás
Fernández Cucurull. La persona que lo ha
aconsejado, guiado y, por supuesto, ayudado tanto en el aspecto laboral como en
el político. De modo y manera que no tuvo la menor duda en creer que su amigo
reunía condiciones sobradas para ser delegado del Gobierno de Ceuta: Ciudad pequeña pero con problemas de
urbe grande. Por no ahondar en otras cuestiones.
Cierto
es que el delegado del Gobierno está en posesión de dos títulos universitarios
que dan prestigio y conocimientos. Ahí es nada ser licenciado en Derecho y en
Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Pontificia de Comillas.
Carreras que, sin duda, le dan al cargo el lustre debido y necesario. Pero,
como todo no se puede tener en esta vida, ahora nos dicen que a NFC le faltan
aptitudes políticas para seguir siendo el representante del Gobierno en esta
ciudad.
Y ¿por
qué opinan así ahora de nuestro todavía delegado del Gobierno? Primero. Porque los empresarios han dejado de
confiar en él. Segundo. Porque Juan
Vivas, lógicamente, no desea afrontar solo las
reivindicaciones necesarias para que el comercio fluya como debe ser entre ambas partes. Sabedor de que tiene por
delante una empresa ardua. Así que, como quien no quiere la cosa, hay dirigentes locales del PP que deslizan en sitios
convenientes lo bien que haría el
delegado del Gobierno en facilitar la tarea con una dimisión pactada. Y a otra
cosa, mariposa.
Mientras
tanto, los empresarios ven, observan y procuran por todos los medios regatear a
la desesperanza; asimismo intentan eludir la desesperación, por más que el cuerpo les
pida volver a protestar enérgicamente. Y, sobre todo, necesitan creer en una autoridad que sea capaz de actuar con celeridad y éxito. Quien lo logre, créanme, se apuntará un tanto memorable.
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