Desde ayer siento esa sensación tan agradable
que me producen los triunfos del Madrid. En este caso, no es un triunfo cualquiera: se trata de una victoria cuyo
premio ha sido la obtención de una nueva Europa Champions
League: la duodécima. Lo cual no es moco de pavo. Como diría mi siempre recordado Luis de Cos. Madridista fetén y que, de haber estado aún entre
nosotros, no dudaría en rebatirme mis
opiniones acerca de Isco Alarcón. Por cierto, hace escasos días
me abordó el hijo de Luis para darme
las gracias por las menciones que he venido haciendo de su padre.
Iván Helguera
Todos
ustedes saben, y si no yo se lo cuento otra vez, que Iván Helguera, como comentarista en una televisión, durante un
partido Madrid-Roma, opinó así del jugador nacido en Arroyo de la Miel: “Isco
no da pases de gol, no mete goles, no roba balones… No me convence”. Pues bien,
Isco, que estaba deseando vengarse
del exjugador del Madrid, tras marcar un gol en el Calderón, aprovechó el
hecho para publicar un "tuit" repleto de grosería contra Iván Helguera. Pero hay más: ayer, durante
la previa de Antena 3, Helguera
compartió micrófono con Matías Prats
y Manu Sánchez. Y éstos, tal vez por
necesidades del guión, le hicieron pasar un mal rato. Le pusieron un reportaje
en el cual los monitores deportivos del
Isco niño, en su pueblo natal, se deshicieron en elogios hacia el jugador. Como no podía
ser de otra forma. Y dejaron en el aire la respuesta presionada para IV. El
cual no tuvo más remedio que poner a Isco en
los cuernos de la luna. Eso sí, ni el maquillaje pudo disimular que la cara de Iván Helguera era un poema.
James y Bale
El
primero tiene ya los dos pies fuera del Madrid. El colombiano, carente de buena prensa en España, tuvo que demostrar su
valía cada vez que jugaba. Pronto dio muestras de tener una pierna izquierda
que vale un Potosí y unos conocimientos del juego admirables. Pocas veces le dieron la oportunidad de
actuar por detrás de los delanteros. Ni que decir tiene que sus actuaciones han
sido siempre miradas con lupa y jamás se le hizo justicia. Y es así, porque, en
esta tierra de conejos, desde que nuestra Selección Nacional fue Campeona del
Mundo en Sudáfrica, existe un fervor exagerado por los jugadores propios
acompañado de desprecio por los extranjeros. El segundo, esto es, Bale, también será sacrificado. Y
parece ser que en su lugar vendrá Dybala. Así que bien haría el joven jugador argentino en pensar si le conviene dar
semejante paso. Porque en España, y tratándose del Madrid, el periodismo ha
decidido que en el equipo merengue han de jugar Isco y diez más.
Hace
nada dije de él que es un clásico. Pues cuando juega, que es bien poco, es
imposible mejorar su labor. Y sigo convencido de que es muy difícil superar al
mallorquín en juego y en eficacia. Ayer, por ejemplo, nada más que necesitó dos minutos, de los más o menos 15 que le concedió Zidane, para marcar
el cuarto gol y demostrar, otra vez, que actúa con una naturalidad pasmosa.
Con la que asombra a propios y extraños. Su fútbol, adaptado a su potencia -fuerza más velocidad-, le permite
desbordar rivales de frente y en carrera, con la elegancia de los elegidos. A
mí, siempre que lo veo, se me vienen a la memoria, cambiando lo que haya de
cambiarse, Manolo Velázquez, cuando
estaba cedido al Rayo Vallecano e incluso al mejor Martín Vázquez. Eso sí, Marco
Asensio, si no sucede
nada anormal, terminará siendo tan grande o más que los futbolistas reseñados. Que ya es decir…
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