Somos los españoles tan dados, en cuanto concierne a nuestras selecciones de fútbol, a cantar sus excelencias con tanta desmesura -tal vez debido a lo mucho que las ensalzan los profesionales de la cosa-, que somos incapaces de ver en las victorias los fallos que ya están anticipando las futuras derrotas.
Uno no quiere ni ser derrotista ni tampoco darse pote de no militar en ese grupo de críticos deseosos de poner en los Cuernos de la luna a cualquier jugador por el simple hecho de tener una buena actuación en un partido determinado. Y mucho menos de no querer ver la escasa capacidad de reacción tenida por Albert Celades ante los problemas que ha ido mostrando la selección que él dirige. A pesar de que iba ganando.
Problemas tan evidentes como para que los alemanes no hayan desperdiciado la ocasión para aprovecharlos y convertirse en Campeones de Europa con todo merecimiento. Aunque sólo lo hayan conseguido por ese gol marcado por Weiser en el minuto 39 de la primera parte; valiéndose, eso sí, de los despistes de Jonny y también de Vallejo.
El gol era el premio más que merecido para un conjunto que, sabiendo cómo los centrales españoles no son un dechado de perfección con el balón en los pies y además yerran mucho defensivamente, decidieron atosigarlos. Tampoco desdeñaron la oportunidad de hacerse dueños del medio campo, gracias a que ni Saúl ni Ceballos gustan de luchar como volantes a los costados del medio centro Llorente. Máxime cuando éste no podía evitar que Arnold y Meyer hicieran y deshicieran a su antojo.
España, por lo tanto, naufragó durante todo el primer tiempo. En el cual ni Sandro ni Deulofeu daban una a derecha y en la que Marco Asensio volvía a jugar encajonado en una banda. Sin apenas espacios para poder dominar la zona vital del medio campo y en la cual siempre mandaron los alemanes.
La segunda parte comenzó de modo que nos hizo mantener la esperanza de que aún podía empatarse e incluso obrarse el milagro de la victoria. Pero todo fue un espejismo. Puesto que la tímida resurrección se mantuvo hasta que los rivales decidieron volver a sacarnos los colores con su fútbol combativo y muy ofensivo. Así, además de lograr el título, el juego de los alemanes ha puesto en evidencia la escasez de recursos defensivos de Saúl y Ceballos. De modo que dejaron a Llorente solo ante el peligro. Que no era moco de pavo.
En fin, que no cabe más que decir que la Selección sub-21 de Alemania fue mejor que la española en todos los aspectos. Que ganaron merecidamente porque supieron sacarle rédito a todos los defectos que la sub-21 hispana había venido luciendo. Esperemos que en el Madrid se hayan percatado de que Dani Ceballos defiende lo justo y eso es bien poco para ficharlo y presentarlo como una estrella. No vaya a ser que sea un cromo repetido.
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