Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 19 de mayo de 2017

Juegos



Yo nunca he estado ni siquiera tentado de jugar al ajedrez. Y no será por falta de oportunidades. Lo cual no quiere decir que a mí no me chiflen los juegos. Lo que sí sé es que éstos tienen la mala costumbre de parecerse a la vida: en el tablero, en el césped o en la cancha de baloncesto sale a relucir siempre lo mejor y lo peor nuestro. Verdad que no necesita demostración.

En los juegos vemos a personas felices, previsibles, melancólicas, tramposas, honorables o inseguras. La condición humana. Se torea como se es, decía el maestro Antonio Bienvenida. Se me olvidaba decir que la política es un juego. Ahora bien: los hombres aman el juego y saben jugar mejor que las mujeres. Por consiguiente, los hombres hacen más política que las mujeres. Si bien, como no podía ser de otra manera, ante la consiguiente y necesaria liberación de la mujer que se ha ido produciendo, las diferencias se han reducido muchísimo.

Válgame el largo introito para decirles que ayer, charlando con dos conocidos, que son unos apasionados ajedrecistas, sacaron a relucir una palabra muy rara que a mí me sonó a chino y que hube de escribir en un papel, cosa rara en mí, para poder hablarles de ella. Menudo palabro: Zwgzwang. Y también quise informarme sobre su significado. Y, claro, mis conocidos ajedrecistas estuvieron encantados de ilustrarme al respecto.

Zwgzwang es una palabra alemana que define una situación en la que cualquier movimiento es malo. No te puedes mover. Porque la situación te obliga a depender de una cosa o la contraria. De ahí que los ajedrecistas  saben que cuando llega el Zwgzwang al tablero han de esperar lo peor.  

-¿Por qué se llega a esa situación, es decir, al Zwgzwang –pregunté yo.

-Se llega al Zwgzwang por tres razones: por impericia, porque vas sobrado o porque juegas como un mentiroso  -me contestaron mis conocidos.

De pronto se me vino a la memoria el problema existente en la frontera con Marruecos. Y dije para mí: la difícil situación por la que está pasando tal vez se deba a un Zwgzwang. Por una parte está la seguridad y por otra la necesidad de habilitar medidas para que el intercambio comercial transcurra en las mejores condiciones. Con el fin de que genere empleos a ambos lados de la frontera. Pues bien, a ver qué parte es la primera que es capaz de actuar sin miedo y con acierto. 

Frase

En política, lo verdaderamente importante cabe en la punta de una servilleta (Iñaki Anasagasti).



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