Un
error en el título del escrito acerca de la manifestación celebrada ayer me ha
costado que suene mi teléfono, repetidas veces, en la mañana de hoy. Así que
aprovecho la ocasión para agradecerles a quienes, además de leerme, han
tenido el detalle de ponerme al tanto de mi yerro. El cual ha consistido en lo
siguiente: mencionar a José Benoliel y no a José Bentolila como
actor principal en las reivindicaciones relacionadas con el caos en la
frontera.
Aclarada
la equivocación -que yo achacaría a la semejanza del apellido de quien fuera
también un gran empresario y un amante del fútbol tan añorado, con el del reputado empresario Bentolila-, haré uso de ella para insistir en lo ocurrido durante esa concentración habida frente al
edificio municipal, a fin de hacerle ver
al ministro de Justicia, Rafael Catalá,
el caos que impera en la frontera y en
el Tarajal II, de consecuencias
funestas para el comercio local en todas sus facetas.
No,
amigo, y le digo más: si el ministro de Justicia no les dice a sus compañeros
de Gobierno que lo que está sucediendo
en la frontera es causa de mucha desgracia para el sostén económico de esta ciudad y
que se irá incrementando a medida que
pasen las horas sin que se tomen las medidas adecuadas, la situación, créame, más que
funesta será lúgubre.
Puede
ser… Pero cinco serían demasiados días. No olvide usted que aún resuenan en la Avenida de Antonio López Sánchez-Prado
las palabras del empresario José
Bentolila: “Hoy estamos aquí para reivindicar que Ceuta es el comercio. Lo
llevamos en la genética, no se puede concebir una Ceuta sin comercio. A ver si nos enteramos ya. A los gobernantes
les corresponde trabajar por su gente, por su comercio, por sus empresas; para
tener una Ceuta proyectada hacia el futuro, y no estancada y sin miras de
horizonte”.
Por
consiguiente, quienes ostentan puestos de tanta responsabilidad -en Ceuta- están obligados a mostrar su brío y capacidad en defensa de un comercio que
resulta imprescindible para quienes viven de él. Que son multitud. De no ser
así, es decir, si la toma de decisiones se alarga en el tiempo, mucho me temo
que alguien tendrá que asumir su impotencia. Lo cual equivale a una dimisión en
toda regla. Y es que un fracaso de tamaña
envergadura nunca debe salirle gratis a un político.
Frase
En una situación de crisis, la rapidez es más importante que la precisión (dijo el poeta).
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