Saben
los lectores de este modesto blog que servidor ha venido
diciendo que el Madrid cuenta con la mejor plantilla que jamás haya tenido
desde hace muchos años. Tampoco me he cansado de resaltar las bondades que
atesoran Marco Asensio y Lucas Vázquez para ser piezas
muy principales en un sistema táctico capaz de proporcionarle a su equipo el
mejor equilibrio entrelíneas. Lo decía
cuando plumillas, gacetilleros, comentaristas y glosadores de la cosa no se
daban cuenta del hecho.
El entrenador del Madrid, con Vázquez y Asensio por
las bandas, puede distribuir a sus jugadores de varias maneras en el césped. De
todas ellas, la mejor versión es el
4-4-2. Con lo cual Zidane debería
prescindir, en ocasiones, de uno de los componentes de la llamada BBC en la alineación inicial. Decisión
que no creo revista gravedad alguna. Incluso tampoco se vería obligado a
calentarse la sesera cuando Casemiro,
por cualquier circunstancia, no estuviera apto para jugar. Kovacic se mostró ayer exuberante en Riazor. Lo cual no es novedad para mí.
Tanto James como Isco, con ese sistema, podrían situarse
en ocasiones en la media punta; demarcación que más les agrada y que mejor les sienta a sus
condiciones físicas y técnicas. Y hasta podrían evitarse las
meteduras de pata de Marcelo, cuando
se le calienta el… ADN y allá que se va al ataque porque él lo vale. Por
cierto, si en vez de Marcelo es Danilo quien hubiese cometido el desatino contra
el Barcelona, ahora mismo estaría sometido a pena de galera. Marcelo, en cambio, ha salido
reforzado; pues según dice Alfredo
Relaño -tratadista en la materia- es el espejo donde deben mirarse los componentes de la segunda
unidad. Caer en gracia sigue siendo
indispensable.
Gareth Bale, en cambio, solo ha suscitado aversión casi
generalizada desde que llego a Madrid. Cierto es que las lesiones no le han
ayudado, pero aun así conviene recordar que en momentos claves ha dado la
talla. Y no me cabe la menor duda de que si el Madrid, con permiso del
Atlético, juega la final de la Champions League el galés será pieza fundamental
formando parte de ese dibujo llamado 4-4-2. Todo depende, llegado su momento,
de la imaginación de ZZ. Quien si bien está siendo capaz de mantener
en acción a toda la plantilla, algo plausible, tampoco es menos cierto que ha
dado muestras evidentes de reaccionar tardíamente en el banquillo, ante
situaciones que exigían su intervención.
Verbigracia: ante el Barcelona se quedó
petrificado y… Messi lo celebró descamisándose en el Bernabéu. Herida sangrante para el madridismo.
Isco. No cabe la menor duda de que rinde
plenamente cuando juega por detrás de los delanteros y, lógicamente, muy cerca
de la portería contraria. Es de los futbolistas que más necesitan acaparar el
balón. Así salió
triunfante en tres estadios: Vicente
Calderón, El Molinón y Riazor. Sin embargo, sus peores actuaciones han sido cuando lo han situado por
delante de Marcelo, compartiendo con
éste la banda izquierda. Craso error. Que nos ha permitido ver la peor versión
del jugador nacido en Arroyo de la Miel. Y es que montar un pasillo de seguridad frente al Bayern de Múnich con Marcelo e Isco, por ejemplo, me pareció además de error una
imprudencia temeraria.
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