El minuto de silencio guardado por el fallecimiento de Ramón Muñoz, presidente del Sporting de Gijón, a mediados de la década de los ochenta, me recordó lo bien que éste se portó conmigo cuando solicité su permiso para permanecer varios días en la Escuela de Fútbol de Mareo a fin de conocer los métodos que se empleaban en tan afamado complejo deportivo. Don Ramón me recomendó a Novoa, a la sazón entrenador, y éste a todos los profesionales del recinto deportivo. Descanse en paz.
Salió el Madrid al Molinón con un once repleto de jugadores con tendencias ofensivas más que defensivas frente a un Sporting cuya obsesión consistía en defender con cinco defensas, cuatro volantes y un delantero tratando de molestar a Nacho y a Ramos. Quienes, desde el comienzo del partido, se mostraron nerviosos y a veces hasta descentrados. De hecho, en el primer gol de los locales evidenciaron falta de decisión e incluso de compenetración.
La debilidad de Nacho y de Ramos no era achacable, en esta ocasión, a que jugaban flanqueados por dos laterales muy cuestionados y aun criticados acerbamente: Danilo, porque cayó mal desde el primer día; y Coentrao por cuestiones físicas y síquicas. Pues bien, ambos estuvieron bien y en el caso de Danilo habría que otorgarle un notable. ¿Dónde radicaba, pues, el problema? Para mí en lo siguiente.
Ante la acumulación de jugadores en el medio campo, por parte de los locales, ZZ oponía una línea de tres en el centro del centro del campo, con Kovacik, James e Isco; actuando por las bandas Lucas Vázquez y Marco Asensio. Todos ellos, salvo Kovacic, tenían metido entre ceja y ceja llegar cuanto antes a la portería defendida por Cuéllar. Sin embargo, salvo el croata, todos los demás eran sorprendidos mediante el fútbol directo de los sportinguistas.
La mejor fotografía de lo ya reseñado es la consecución del primer gol obtenido por Cop (minuto 18) tras recibir un pase perfecto de un compañero. Entonces, hubo un momento en el cual Isco abandonó la banda izquierda y se situó de media punta por el centro. Y comenzó la misma tarea a la cual se aplicó frente al Atletico de Madrid en el Manzanares. Y le salió bordada. Marcó un golazo (minuto 16) que frenó los ímpetus de los locales y hasta se gustó en cada intervención. A base de desbordar a contrarios con innumerables regates. Acciones que el partido exigía para taladrar el muro de los locales.
Pero el medio campo del Madrid continuaba siendo vulnerable. Dado que Asensio, Lucas Vázquez y James se preocupaban más de atacar que de cortar de raíz las segundas jugadas provocadas por el juego directo de los asturianos. Y aún más: no lograban conectar con un Morata aislado y a quien le llovían los centros en condiciones favorables a su marcadores.
Para colmo de males,Vesga se anticipó a Nacho y marcó de un testarazo el segundo gol. Del mismo corte que el logrado por Arturo Vidal el miércoles pasado. Momentos difíciles que superó el Madrid mediante el mejor remate de Morata a un medido centro de Danilo en el minuto 58. Sufría el Madrid lo indecible por el resultado y porque los asturianos buscaban la victoria con el fútbol directo. Eran momentos complicados para el conjunto merengue y el cansancio hacía que Isco principiara a dar muestras de flaquezas.
Zidane ya había decidido darle minutos a Marcelo y descanso a Coentrao. Luego le dio entrada a Mariano, supliendo a Lucas Vázquez. Para jugar con dos delanteros centros. Y, cuando el partido daba ya las boqueadas, el entrenador del Madrid temió perder el punto e hizo salir a Casemiro por Kovacic. Fue entonces cuando surgió Isco y se sacó de la manga un segundo gol. Obtenido con disparo esquinado desde la media distancia. Gol que vale un Potosí. Y que le sirvió al malagueño para ponerle la guinda a una magnífica actuación.
Isco tuvo su día. Ahora bien, su sitio está jugando por delante del medio centro defensivo rival. Fuera de esa demarcación no mejora a sus compañeros.Y, desde luego, no es lo mismo un Gijón empotrado en su campo que la batalla que presentará el Bayern de Múnich el miércoles. Cuidado con el repique de campanas en honor de la actuación del hombre nacido en Arroyo de la Miel.
Isco tuvo su día. Ahora bien, su sitio está jugando por delante del medio centro defensivo rival. Fuera de esa demarcación no mejora a sus compañeros.Y, desde luego, no es lo mismo un Gijón empotrado en su campo que la batalla que presentará el Bayern de Múnich el miércoles. Cuidado con el repique de campanas en honor de la actuación del hombre nacido en Arroyo de la Miel.
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