Me para un ceutí, de religión musulmana, y, tras darse a conocer, me pide por favor que le preste unos minutos de atención. Y le digo que si hay algo que me sobra es tiempo y paciencia. Y a partir de ahí soy todo oído. Mi interlocutor toma aire mientras yo me muestro expectante ante lo que pueda contarme. Así que transcurren segundos que se me antojan eternos.
Mire
usted, De la Torre, lo ocurrido en
el último pleno celebrado en el Ayuntamiento me ha llenado de dudas acerca de
la condición humana de nuestros políticos. Yo creía que la dimisión de Rabea Mohamed y Susana Román, consejeras del Partido Popular, por motivos que todos
sabemos, iba a servir de ejemplo para Mohamed
Alí. Pero no ha sido así. ¿Qué piensa usted al respecto?
Lo que
yo piense, mire usted, importa muy poco. Pero eso no es óbice para que yo le
responda a su pregunta: Mohamed Alí
hace ya muchos días que debió presentar su dimisión. No sólo por esa obligación
moral que invita a cualquier político a dejar su cargo ante la menor duda
acerca de su comportamiento, sino porque dos mujeres del Partido Popular lo habían hecho en
el momento preciso por los mismos motivos.
Es más,
creo que usted recordará que yo celebré la decisión de ambas consejeras
mediante la cita que se le adjudica a Margaret
Thacher: “Puede que sea el gallo el que canta, pero es la gallina la que
pone los huevos”. Pues bien, sigo manteniendo que Rabea y Susana asumieron el sacrificio por las normas establecidas en su partido. Sobre todo en una época donde no caben los términos
medios.
Mi
interlocutor me dice que él está convencido de que Mohamed Alí no ha dimitido ya porque Juan Luis Aróstegui se lo está aconsejando. Y es así, porque éste
sabe perfectamente que sin MA la
Coalición Caballas tiene corta vida. Máxime cuando en las próximas elecciones
se van a presentar partidos de corte musulmán liderados por personas capaces de
poner a Caballas contra las cuerdas.
Sea
como fuere, le respondo, lo cierto es que yo no me apeo de mi idea. Que es la
siguiente: si Rabea Mohamed y Susana Román dimitieron porque están siendo investigadas, resulta incomprensible que Mohamed Alí
no haya tomado la misma decisión. Sobre todo porque ya ha empezado a notar su
debilidad en las sesiones plenarias. En las que será reo de su situación
judicial. Por más que Aróstegui siga poniendo el grito en el cielo.
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