Me dice
una amiga con la que suelo hablar muy a menudo que escriba algo sobre el Día
Internacional de la Mujer Trabajadora, también llamado el Día Internacional de
la Mujer, que se celebra el día 8 de
marzo. Y le digo que no tengo el menor inconveniente en hacerlo ni tampoco en
decir lo que dije el año anterior, más o menos.
Así que
empiezo a repetirme: La diferencia que hay entre los hombres y las mujeres
es que ellos hablan bien de ellas y las
tratan mal, mientras que ellas hablan mal de ellos y los tratan bien. Por qué
motivo… Esta necesidad de valoración es
muy clara: una mujer que tiene un mal marido es una víctima; un hombre que
tiene una mala mujer es un ser lamentable. Y así lo reconocen muchos hombres.
A
partir de ahí yo estoy harto de oír a muchos hombres expresarse así: El mundo
sin las mujeres no sería más que un caos. Incluso no se cortan lo más mínimo en
reconocerles que tienen más capacidad de amor, de entrega, de generosidad, que
el hombre. Cierto es que hay misóginos incorregibles, que siguen sin dar su
brazo a torcer. Conviene decirlo.
En
cuanto a voluntad y valor sigo diciendo que las mujeres aventajan a los
hombres. De modo que frente a las
situaciones penosas, a los conflictos afectivos, a las rivalidades
personales, las mujeres zanjan, reaccionan, actúan. Los hombres solemos
vacilar, huir, tergiversar. Tanto en el terreno conyugal como en el
profesional. De ahí que ellas nos asombren con su determinación.
No
pocas veces he oído decir que las mujeres son un poco brujas a hombres que han
acabado por reconocer que envidian la capacidad de ellas para entender sin la
menor dificultad los sentimientos de las personas que las rodean. Debido a su olfato, sutileza, sexto sentido…
En lo
tocante a la resistencia física, hace ya muchos años que se acabó el viejo mito
de la Dama de las Camelias. Los hombres están convencidos de que las mujeres no
son frágiles, sino más bien vigorosas, duras ante el dolor y dispuestas a
enterrarlos a ellos. Esa energía del cuerpo femenino los confunde. ¿Cómo pueden
-no dejan de preguntarse los varones- las mujeres trabajar de pie cuando
esperan un hijo?
En fin,
espero que mi amiga, mujer de fuerte carácter y reivindicadora sin solución de continuidad, me perdone si acaso
no he estado a la altura que ella hubiera deseado.
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