Me cruzo con Mohamed Alí y lo primero que se me ocurre decirle es que debe levantar el ánimo por mucho que los ciudadanos piensen mal de él. Que no le conviene venirse abajo por el que dirán. Ya que es el único que sabe si son ciertos los cargos por los que está siendo investigado. Y el dirigente de la coalición Caballas, que ha recibido la confianza de su partido para que siga al frente de él, me da las gracias. Gracias que debería extender a la Diosa Fortuna, digo yo, por no estar entre rejas. En fin, cuando se habla de justicia hay que atarse los machos. “Y es que la justicia, por activa o por pasiva, da siempre mucho miedo”.
Justicia. Dicen que sólo el pueblo puede cuestionar
la Justicia. Es una cita de cuyo autor no me acuerdo ahora mismo. Pero mentiría
si no dijera que en Ceuta se habla sobre por qué, en el caso de las viviendas,
unos están en la cárcel y otros fuera. A
mí, cuando me preguntan al respecto, permanezco como Belinda. Esto es, que no me
atrevo a decir ni pío. Lo cual propicia que mis interlocutores me tachen de
tenerles más jindama a los jueces que a la muerte. Y yo asiento cuantas veces
sean necesarias. Y hasta me da por tararear una improvisada canción: Mejor
quisiera estar muerto, muerto para toda la vida..., que verme a merced de una decisión
judicial. Sobre todo a mi edad.
Coincido con varios funcionarios –ya jubilados-
en un bar de la calle Jáudenes. Y decidimos sentarnos para que nos cunda la cháchara. Que no deja de
ser una conversación animada pero insustancial. En un momento determinado, como
no podía ser de otra manera, salen a relucir anécdotas del pasado y cada cual
emite su parecer al respecto. A mí se me pregunta por mi paso por la Agrupación Deportiva Ceuta, el Instituto Municipal de Deportes y
también por el periódico decano. Y
accedo a contestar a lo que se me
inquiere. Y lo hago con la naturalidad
que me distingue cuando decido relatar hechos que me tocaron vivir en tales
sitios. Algunos causan risas; otros
pena; y los más dan grima. En fin, que
semejante interrelación, con un rioja por delante y unos boquerones exquisitos,
ayuda a vivir.
El Hotel Ceuta Puerta de África está repleto de clientes que
llevan ya dos días esperando a que
vuelva a funcionar el tráfico marítimo. Así que la sala de estar se encuentra muy animada desde por la mañana. La expedición es catalana. Y
los empleados del establecimiento me dicen que da gusto tratar con todos sus
componentes. Y los componentes -según
les oigo comentar entre ellos- no dudan
en poner a los empleados del hotel en los cuernos de la luna. Es decir, que los
ensalzan por las atenciones y el buen servicio que les dispensan. Y a mí,
aunque sé sobradamente que el personal del hotel merece tales reconocimientos,
no me queda más remedio que airearlos.
º
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