Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

martes, 21 de febrero de 2017

Transitando por la calle


Me cruzo con Mohamed Alí y lo primero que se me ocurre decirle es que debe levantar el ánimo por mucho que los ciudadanos piensen mal de él. Que no le conviene venirse abajo por el que dirán.  Ya que es el único que sabe si son ciertos los cargos por los que está siendo investigado. Y el dirigente de la coalición Caballas, que ha recibido la confianza de su partido para que siga al frente de él, me da las gracias. Gracias que debería  extender a la Diosa Fortuna, digo yo, por no estar entre rejas. En fin, cuando se habla de justicia hay que atarse los machos. “Y es que la justicia, por activa o por pasiva, da siempre mucho miedo”.

Justicia. Dicen que sólo el pueblo puede cuestionar la Justicia. Es una cita de cuyo autor no me acuerdo ahora mismo. Pero mentiría si no dijera que en Ceuta se habla sobre por qué, en el caso de las viviendas, unos están en la cárcel y otros fuera. A mí, cuando me preguntan al respecto, permanezco como Belinda.  Esto es, que no me atrevo a decir ni pío. Lo cual propicia que mis interlocutores me tachen de tenerles más jindama a los jueces que a la muerte. Y yo asiento cuantas veces sean necesarias. Y hasta me da por tararear una improvisada canción: Mejor quisiera estar muerto, muerto para toda la vida..., que verme a merced de una decisión judicial. Sobre todo a mi edad.

Coincido con varios funcionarios –ya jubilados- en un bar de la calle Jáudenes. Y decidimos sentarnos para que nos cunda la cháchara. Que no deja de ser una conversación animada pero insustancial. En un momento determinado, como no podía ser de otra manera, salen a relucir anécdotas del pasado y cada cual emite su parecer al respecto. A mí se me pregunta por mi paso por la Agrupación Deportiva Ceuta, el Instituto Municipal de Deportes y también por el periódico decano. Y accedo a contestar a lo que  se me inquiere. Y lo hago con la naturalidad que me distingue cuando decido relatar hechos que me tocaron vivir en tales sitios. Algunos causan risas; otros pena; y los más dan grima.  En fin, que semejante interrelación, con un rioja por delante y unos boquerones exquisitos, ayuda a vivir.

El Hotel Ceuta Puerta de África está repleto de clientes que llevan ya dos días esperando a que vuelva a funcionar el tráfico marítimo. Así que la sala de estar se encuentra muy animada desde por la mañana. La expedición es catalana. Y los empleados del establecimiento me dicen que da gusto tratar con todos sus componentes.  Y los componentes -según les oigo comentar entre ellos-  no dudan en poner a los empleados del hotel en los cuernos de la luna. Es decir, que los ensalzan por las atenciones y el buen servicio que les dispensan. Y a mí, aunque sé sobradamente que el personal del hotel merece tales reconocimientos, no me queda más remedio que airearlos.
   


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