Decido
darme un garbeo por el centro de la ciudad. A pesar de que el viento de levante
no invita a ello. Y me cruzo con un lector de este blog. Quien, nada más
verme, se dirige a mí para decirme que he metido la pata al escribir sobre la
última corrida celebrada en Ceuta. Y me explica los motivos de mi error,
dándome fecha y datos del que sí fue el último festejo taurino que se organizó
en esta tierra.
El cual
tuvo lugar en la primavera de 1995, cuando se lidió un encierro de Núñez del Cuvillo para Miguel Báez Litri, Jesulín de Ubrique y Cristo González. Y además
de aceptar mi yerro, le digo que ese día entrevisté yo a la hermana del diestro
ubriqueño, Carmen Janeiro. Cuya
presencia en el Hotel Parador La Muralla
causó sensación. Pues CJ,
a sus 19 años, levantaba… emociones a su paso.
Mohamed Alí
Lo
hallo en el Hotel Puerta de África charlando con Mohamed Chaib y con un
abogado que me merece mucho respeto. Y, en un momento determinado, le digo que
no entiendo las razones que tuvo para taparse el rostro a la salida del
edificio del juzgado donde le tocó declarar. Una decisión que ha causado muy
mala impresión. Y Mohamed Alí reconoce su error. Aunque, a renglón seguido, me explica los motivos que tuvo para hacerlo.
Su abogado coincide con mi apreciación. También le doy mi parecer acerca de
unas declaraciones suyas, muy desafortunadas, máxime siendo MA abogado. En fin,
que el principal dirigente de la coalición
Caballas está hecho polvo. Por ser consciente de que está a merced del
juicio de los ciudadanos.
Posiblemente,
Mohamed Alí se esté acordando en
estos momentos de cómo él y Juan Luis
Aróstegui pidieron la dimisión de muchos otros políticos cuando
estos tomaron decisiones calificadas como sospechosas. Así que donde las dan
las toman. (El Quijote II 65). Aun así, quien escribe desea fervientemente que
a Mohamed Alí no le queden secuelas
de ese estar puesto en la picota. De momento, bien haría MA en decirle a su amigo Aróstegui
que no siga dándole a la sinhueso sin ton ni son. Pues no es momento de echarle
la culpa al vecino -del quinto- sino de
aceptar las consecuencias del posible mal realizado. En fin, que me apena, y lo
digo como lo siento, ver a Mohamed Alí
dándole más vueltas al coco que un volaó.
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