Sergio Ramos lleva más de once años en el Madrid y, desde entonces, cada vez que le toca jugar en el Sánchez Pizjuán es consciente de que los Biris Norte -nombre que identifica a los ultras del Sevilla-tendrán como principal objetivo insultarle a él y a sus familiares. Improperios que, con el paso del tiempo, han ido aumentando hasta el punto de convertirse en un auténtico martirio para el hombre nacido en Camas. La última vez que yo estuve en el estadio hispalense, presenciando un Sevilla-Madrid, me causó tanta tristeza como indignación oír la cantidad de injurias que salían de aquellas bocas podridas, a pesar de que la juventud primaba en aquella zona del campo. Así que entiendo que Ramos optara ayer por vengarse de quienes no cesan de vilipendiarlo a voz en cuello. Ahora bien, tras enfrentarse a tales desalmados, marcando un penalti a lo Panenka, y en vista del lío que se ha formado, lo más juicioso es que Zidane le proponga a Ramos que descanse el domingo. Sería lo mejor para su equipo, para el fútbol en general y, sobre todo, para el capitán del Madrid.
Madrid-Celta
El sortero de la Copa del Rey ha emparejado a ambos equipos. El equipo gallego es un adversario difícil, muy difícil. Pues cuenta con grandes jugadores y además suele jugar sin ningún tipo de complejo en los escenarios grandes. A mí, y no es la primera vez que lo aireo, me encanta ver al equipo dirigido por el Eduardo Berizzo. Ayer, precisamente, presencié su partido frente al Valencia. Y, aunque los celestes jugaron a medio gas, dado el resultado abultado obtenido en Mestalla, dieron siempre muestras de la calidad que atesoran todos los integrantes de la plantilla celtiña. Es, además, el único equipo de la Liga Santander que practica el marcaje mixto. Es decir, los jugadores del Celta siguen al hombre en jugada para volver inmediatamente a la demarcación asignada, una vez concluida la acción atacante. Sistema táctico que exige sacrificio individual, además de coordinación entre líneas, y del cual ningún componente puede desentenderse si no quiere verse retratado para mal. De entre todos los futbolistas del conjunto vigués, no hace falta ser muy listo para percatarse de que Iago Aspas brilla con luz propia. ¡Cuidado con el Celta!
Entrenadores de antes y de ahora
Hoy me ha preguntado, durante mi paseo matinal, un aficionado acerca de la diferencia existente entre los entrenadores de mi época y los de ahora. Y no tuve el menor reparo en contarle por encima algunas particularidades que nos distinguían de los actuales. Por ejemplo, carecíamos de medios suficientes. Tal es así que tener un ayudante era todo un artículo de lujo. Asimismo sufríamos lo indecible cuando nuestro equipo estaba al borde del descenso. Porque, de producirse la pérdida de categoría, teníamos más que asumido que nuestra reputación profesional quedaría hecha añicos. Y a partir de ahí nadie se acordaría de que existíamos. Eso sí, a quien pasaba por tan mal trance no se le ocurría ponerse a pontificar en los medios de comunicación. Ni tampoco a dar lecciones a otros compañeros de cómo jugar. Y así podría enumerar otros comportamientos que ahora parecen pasados de moda. A mí me parece que los entrenadores tienen todo el derecho del mundo a participar como glosadores en los medios de comunicación, claro que sí; pero siempre y cuando hayan decidido no volver a ejercer más la profesión.
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