El Madrid está viviendo el peor momento de la temporada. Tras haberse enfrentado tres veces a un Sevilla que tiene cancha suficiente como para exigirles a sus adversarios los mayores esfuerzos. Y para más inri, sin apenas recuperarse de las batallas libradas en el Pizjuán, tuvo que fajarse con otro equipo -el Celta- dotado por su entrenador, Eduardo Berizzo, de la experiencia que tienen los conjuntos argentinos. Y todo ello ha ocurrido en un momento decisivo de la Liga Santander y teniendo que disputar el segundo partido de la Copa del Rey en Balaídos.
El Madrid está mostrando cansancio. Por lo que no resulta extraño que las lesiones musculares se vayan produciendo. Carvajal y Marcelo están ya en el dique seco. Con lo cual la defensa madridista se halla en estos momentos escasa de laterales. Miento: tiene uno que se llama Nacho y que es capaz de actuar en todas las demarcaciones como zaguero de entera confianza y cuya calidad debe reconocérsele a la mayor brevedad. Puesto que en el Madrid no se juega sólo aportando entusiasmo.
Nacho y Lucas Vázquez comenzaron el partido pletóricos de juego y entusiasmo. Hasta el punto de que ambos se hicieron dueños de la banda derecha, a pesar de que en ella Juan Carlos trataba de imponer su oficio y su velocidad, ayudado por dos medios centros veteranos y correosos como son Camacho y Recio. Lucas Vázquez, surtido de balones por Kroos, el mejor del partido, centraba una y otra vez; pero tanto Cristiano como Benzema siguen sumidos en una crisis invernal. El primero se topó con Kameni. Mientras que el segundo se permitió una frivolidad cuando lo más fácil era empujar el balón a la red.
La lesión de Marcelo fue lo peor que le pudo pasar al equipo de Zidane. Ya que su ausencia hizo posible la entrada de Isco y éste más que ayudar lo que logró fue debilitar aún más el medio campo; ya de por sí resentido por las carencias físicas de Modric y porque no tenía su día. Lo que obligó a que Vázquez tuviera que estar en misa y repicando; es decir, como lateral y extremo a tiempo completo.
Menos mal que en el minuto treinta y cinco llegó el golazo de Ramos, tras un saque de esquina magistralmente ejecutado por Kroos. Que volvió a repetir la misma acción siete minutos más tarde. Aunque conviene decir que, en esta ocasión, había fuera de juego de Ramos cuando remató. Debilitado el Madrid en la zona central del campo, donde ya los reseñados Camacho y Recio recibían la ayuda de Juanpi, Fornals, El Chory y Peñaranda, el Málaga se fue hacia arriba con peligro suficiente como para inquietar al Bernabéu. Así que el gol de Juanpi, avanzada la segunda parte, no hizo sino sembrar el pánico entre los aficionados
Fue entonces cuando Zidane decidió sustituir a Modric por Kovacic y pocos minutos después Morata ocupaba el sitio de Benzema. El Madrid logra una victoria angustiosa. Pero evidencia un cansancio físico enorme y sobre todo necesita que sus delanteros estrellas, Benzema y Cristiano, acierten con su cometido: que es marcar goles. Mal momento, pues, para un equipo al cual le esperan partidos tan duros como cruciales.
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