Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 9 de enero de 2017

Busquets sigue naufragando

Hay hinchas del Barcelona con quienes suelo hablar de fútbol y sobre todo de su equipo. Algunos me dan quejas de que no le dedico al conjunto de sus amores la misma atención que al Madrid. Y llevan razón. Pero yo les digo que hay un motivo muy principal: he comprobado, hace ya cierto tiempo, que tengo menos lectores cuando escribo sobre el equipo azulgrana.

A propósito, ayer estuve tentado de opinar sobre lo acaecido en el partido que el conjunto azulgrana jugó frente al Villarreal en el Estadio de la Cerámica, antes llamado El Madrigal: escenario que siempre se me dio muy bien como entrenador. Mas a última hora desistí de hacerlo para evitar que se me pudiera tachar de aprovecharme de un mal resultado.

Aunque no fue tan malo el empate, que lo es, como que Busquets siga naufragando ante la complacencia de comentaristas, glosadores y articulistas en general. Hasta el punto de que esta mañana he dicho de él que más que jugar lo que viene haciendo es demostrar que baila La yenca de maravilla.

Verdad es que hace ya mucho tiempo dije que Busquets era un problema en el centro del campo de su equipo. Problema que estaba afectando a Mascherano. Quien llego a reconocer abiertamente lo mal que lo pasaba en los partidos con el estilo que imperaba en esa zona vital del campo.

Zona en la cual el Barcelona se ha venido reforzando en las últimas temporadas con jugadores consagrados y, por tanto, de reconocida valía como Arda Turan, Rakitic, André Gomez y Deni Suárez, tras haberse curtido un tiempo en el Villarreal, precisamente. Pues bien, todos ellos están actualmente bajo sospechas de no dar la talla. Y, por si fuera poco, hasta hace nada los periodistas estuvieron pidiendo a gritos el  regreso de Iniesta para así recuperar al mejor SB.

Volvió Iniesta, tras superar una lesión, y está jugando como Andrés Iniesta. O sea, muy bien. Pero Busquets sigue dando muestras evidentes de estar debilitado físicamente y sin ánimos. Esto es, absolutamente decaído. En ocasiones, su lenguaje corporal es de abatimiento. Así no sorprende que ni defienda en los momentos donde los adversarios aprietan ni participa en las acciones ofensivas. Sólo se limita -lo cual no es nuevo- a dar un pasito hacia adelante, otro hacia atrás y algunos hacia los lados. Y lo peor es que lleva camino, si no tiene propósito de enmienda, de convertirse en un jarrón chino.

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