Emilio Lamorena es el primer amigo que suele darme las pascuas. Y a mí me sienta de maravilla. No en vano nuestra amistad data de hace muchos años. Más o menos tres décadas y media. Emilio y yo somos capaces de estar hablando una hora por teléfono. Y debo decir que nos cunde charlar de cuanto nos apetece. Puesto que ambos hemos llegado a una edad en la cual nos importa un bledo y parte del otro chamullar sin tapujo de lo que viene ocurriendo en la ciudad y de lo que puede suceder si las cosas siguen desarrollándose como hasta ahora. Emilio me cuenta y yo le cuento acerca de los graves problemas por los que puede pasar esta tierra en la que hay un personaje que no es de fiar. Un personaje que está convencido de que es Lawrence de Arabia. Y a quien habría que vigilar con suma atención. De no ser así, podría suceder que un día lamentemos no haberle puesto en el sitio que le corresponde. Emilio me comunica una muerte desconocida para mí: la de Luis Miguel de Planas Lázaro, Zamorita. Que nos dejó a sus 92 años. De Zamorita hablaré otro día.
Hallo a Emilio Carreira en la sala de estar de un hotel y me siento con él a tomar un vino. Y nos ponemos a pegar la hebra con la claridad que nos distingue. A mí me agrada sobremanera la forma de ser de quien es uno de los políticos más destacados que ha tenido y tiene el Partido Popular en esta ciudad. Es más, no tengo el menor inconveniente en decir que me genera más confianza que ningún otro. Aun siendo consciente de que en ocasiones no ha sabido comportarse conmigo tal y como yo creía que tenía que hacerlo. La charla con EC ha sido a tumba abierta y por tanto ambos hemos coincidido en que los ciudadanos han de permanecer alerta ante lo que se avecina. Lo que se avecina es el deseo de gobernar por parte de políticos que odian mortalmente las costumbres de los ceutíes. Ojalá que nuestro alcalde se dé cuenta del peligro que se cierne sobre nosotros y reaccione de la manera que todos esperamos de alguien que aún sigue conservando la confianza de innumerables ciudadanos.
Coincido con Almagro en un bar de la calle Jaudenes. A Pepe no lo veía yo desde hacía la tira de tiempo. Y lo primero que se me ocurre decirle es que parece tener menos años de los que me consta que tiene. PA fue un extraordinario futbolista y capitan del equipo ceutí que yo entrené en los años ochenta. Un tipo con personalidad suficiente como para influir muchísimo en sus compañeros. Formaba con Guillermo Cherino un tándem capaz de poner entre las cuerdas a cualquier entrenador cortito de entendimiento. Lo primero que se me ocurre decirle es que si él está de acuerdo con lo que no hace mucho me dijo Cherino: "Tú eres el mejor entrenador que he tenido". Y Pepe no dudó en responderme a media vuelta de manivela: Coincido con Guillermo Cherino. Pero también he de decirte que en tu segunda temporada no estabas en las mismas condiciones que en la primera". Luego hablamos de James e Isco, de Sergio Ramos y del fútbol en general. Hablar con Pepe Almagro me da gozo.
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