Y en la alacena de mi memoria ocupan sitio preferente algunos de los hechos ocurridos en él. Y sobre todo los que me afectaron a mí. Es la primera vez que me atrevo a escribir de la pérdida de Oasis: perro labrador que se había enseñoreado de la casa y ganado el corazón de mi familia. Lo perdimos en febrero y seguimos añorándolo.
Luego tuve que afrontar algunas vicisitudes de difícil comprensión. Hechos que he decidido olvidar pero nunca los nombres de quienes se pusieron de acuerdo con el único fin de tratar de acollonarme mediante persecución manifiesta. Eso sí, ni les retiré el saludo ni dejaré de pedir para ellos que la vida les siga sonriendo como hasta ahora. Es decir, que tengan suficiente salud para disfrutar de los bienes materiales que posean.
Una cosa es cierta: sigo sin perder el hábito de preocuparme en exceso de lo que va a suceder y soportando los nervios por lo que me ocurre. Lo cual es una mala combinación de intranquilidad a la que combato con muchos ratos de ocio. Siempre ajustados a las posibilidades económicas de un jubilado.
También creo en augurios y presagios. Quizá porque me he visto obligado, por mis muchos años cumplidos, a ver cómo se han venido abajo presunciones que parecían disfrutar de fiables cimientos. De ahí que yo sea muy amigo de aconsejar a quienes andan en el machito que vayan con sumo cuidado. Y les hablo de que estar en la cresta de la ola es un riesgo. "Pocas expresiones tan exactas para definir la altura y la precariedad simultáneas de quien sube como la espuma, impulsado por una fueza ajena, brilla un instante, y después se desploma".
Pero tampoco debo olvidar, cuando el año está a punto de fenecer, lo bien que viene funcionando este blog desde que vio la luz a finales de 2015. Gracias a sus lectores y a la ayuda que algunos empresarios me vienen dispensando desde el primer momento -cuyos nombres no mencionaré porque me consta que no desean que lo haga-. Aporte poco rentable en lo económico pero sí como estimulante.
Aires de Ceuta, que así quise nominar este blog, está a punto de alcanzar las 49.000 visitas. Cifra que supone una media de noventa o cien visitas cada veinticuatro horas. En ocasiones, las cifras se disparan... Y es porque cada día, a las diez de la noche, hay una nueva opinión. Otro parecer. Artículos que no son, tal vez, mejores que otros publicados... Mas cuentan con lectores fieles. Tan fieles como para que yo les dé las gracias cuando aún vivimos en el 2016; deseándoles además toda la suerte del mundo en 2017. Que la vamos a necesitar.
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