Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

sábado, 31 de diciembre de 2016

31 de diciembre

¿Y ahora qué? Pues a cenar entre amigos y familiares hasta que las campanadas de las doce nos hagan creer que todo nos seguirá yendo igual o mejor a partir de entonces o, al menos, que los disgustos venideros sean de la misma índole que los sufridos en el año que acabamos de despedir. A mí, cuando solía celebrar esta fiesta, fuera de casa, lo que más me agradaba era la charla entre comensales antes de que el bullicio superara con creces las voces de los interlocutores.

Opinar durante esa cena en la que hombres y mujeres, con la ayuda del vino, se sienten predispuestos a decir lo que en otros momentos no dirían, puede fastidiarle la noche a cualquiera e incluso a padecer las secuelas de lo dicho durante cierto tiempo. Así que he decidido recomendarles como quedar bien si acaso surgen temas de discusión que están en boga.

Por ejemplo: nunca presuma de don Juan. Puesto que se puede encontrar con que un simple visaje de su pareja puede ponerle en ridículo. Tampoco las mujeres deberían asegurar a machamartillo la fidelidad de la suya. Porque las demás mujeres cruzarían, inmediatamente, miradas sarcásticas. Vamos, una denuncia en toda regla.

Si alguien habla de sus kilos demás no se le ocurra recomendarle nada para adelgazar. Máxime si usted carece de barriga y luce bien la ropa. En tales casos, no hay mejor respuesta que la que sigue: No te preocupes por tus kilos -hablarle de obesidad podría ser motivo de enemistad para siempre-. Es más, dada tu constitución estás muy bien de peso.

Si se habla de las relaciones entre parejas, lo cual suele ser muy habitual, y si decide tomar la palabra, procure expresarse así: "La diferencia que hay entre los hombres y las mujeres es que ellos hablan bien de ellas y las tratan mal, mientras que ellas hablan mal de ellos y los tratan bien". A partir de ahí no le quepa la menor duda de que las fémimas lo mirarán como usted desea. No olvide que una mujer maltratada es una víctima. Mientras que un hombre maltratado no deja de ser un calzonazos".

El fútbol, como no puede ser de otra manera, saldrá a relucir. Con el eterno debate que si el Barcelona, que si el Madrid, que si el Atlético o el Sevilla... Asimismo la discusión sobre Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. Usted, cuyos deseos son beberse las copas de la felicidad y participar del jolgorio que está a punto de producirse, haría más que bien en pronunciarse de tal guisa, haciendo suyas las palabras de Albert Camus:

-El fútbol ayuda a la formación de la persona y proporciona unos valores fuertemente arraigados. Tales como el sacrificio, el aprender a compartir, el competir, la pérdida de miedos absurdos y, por tanto, hace que se sea capaz de enfrentarse a las situaciones más complicadas. Jugando al fútbol se madura (no se extrañe si le aplauden).

He dejado la política para el final. Llegado ese momento deje que todos se manifiesten. Muérdase aun la lengua ante opiniones que puedan parecerles auténticas memeces y diga lo que usted piensa respecto a lo que debe exigírseles a los políticos. Y acertaría de pleno si dijera algo más o menos parecido: Conocimiento perfecto del oficio desempeñado es lo que cabría exigirles a todos los políticos que nos gobiernan. Y es que ser y comportarse como hombre público no está al alcance de cualquiera. Por más que lleve pegado en la frente un título de abogado, de economista, o que haya viajado en globo.

Sean felices...

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