James Rodríguez. Su fichaje cayó mal desde el primer día. Lo primero que dijeron, quienes escriben de la cosa, es que su contratación era debida a intereses del presidente, Florentino Pérez, en Colombia. Pero el futbolista demostró con creces su valía en un santiamén. Su pierna izquierda nos trasladaba a los madridistas veteranos a la época -entre finales de los cincuenta y gran parte de los sesenta- en la que Ferenc Puskás con su siniestra, que era un auténtico cañón, sembraba el pánico entre sus rivales, estando casi siempre a una distancia de veinticinco o treinta metros de la portería. La ventaja de James es su mejor condición física y que es mucho más joven. Su desventaja, en cambio, es que Zidane, cuando decide alinearlo, lo sitúa en la banda izquierda, con misión de subir y bajar por todo ese espacio. Donde se siente encajonado y llega un momento en el cual se desliza por la pendiente de la abulia. Y si a ello se le suma la campaña que hay en su contra, mucho me temo que James decida darse el piro cuanto antes. Ayer tuvo Zidane la oportunidad de quitar a Benzema y situar al colombiano por detrás de Cristiano Ronaldo, dándole la oportunidad a otro volante. Mas no lo hizo.
Isco Alarcón. Goza del favor popular. Máxime cuando se le está diciendo a los aficionados, por parte de glosadores como Valdano, que tiene mucho arte. Y pronto saldrá mi admirado José Mercé, tan madridista él, diciendo que lo que tiene Isco es duende. Vamos, facultad de provocar sensaciones e inquietudes artísticas entre los espectadores. El jugador nacido en Arroyo de la Miel es actualmente el más protegido por parte de los periodistas. Hasta el punto de pedirle a su entrenador que es el malagueño quien debe situarse por detrás de uno de los delanteros centros. Acogiéndose a su buena actuación en el Vicente Calderón, gracias a que Simeone y el 'Mono Burgos' estuvieron esa noche en Babia. Ayer, por el simple hecho de hacer un caño, los plumíferos han vuelto a dedicarle todos los epítetos habidos y por haber. Eso sí, a su vez decidieron desacreditar a James. En una campaña que no cesa y que deja entrever que el agente del futbolista no da señales de vida. ¿Lo cogen?
Sergio Ramos. Frente al Sporting de Lisboa le pidió a Varane que jugara en el lado izquierdo porque el no se fiaba de su pierna izquierda. A buenas horas mangas verdes. El problema era que el de Camas no quería que Gelson Martins le volviera a sacar los colores como lo ya lo hizo en el partido jugado en el Bernabéu. Varane accedió a situarse en esa demaración, aun siendo diestro, tal vez porque su velocidad le permite disimular muy bien sus carencias. Varane, después de haber estado mucho tiempo lesionado y de recibir críticas a granel en bastantes ocasiones, lleva ya muchas semanas jugando notablemente. No hace falta decir que él y Nacho son ahora mismo los dos centrales más en forma de su equipo. Así que ojalá sus molestias no le impidan formar parte del equipo que jugará en el Camp Nou. A lo que iba, el sábado, sin embargo, Ramos no se atrevió a pedirle a Pepe que le cediera su demarcación. Y volvió a situarse en la zona izquierda. Lugar donde sigue cometiendo fallos de principiante. De los que se aprovechan todos los delanteros que sean veloces. Ni Ramos ni Pepe están en su mejor momento. Cierto es que han estado lesionados. En el caso de Ramos, ojalá que a Luis Enrique no le dé por situar a Neymar por la banda de Marcelo. Pues entonces, y quiero equivocarme, puede encontrar el equipo azulgrana su filón.
Real Sociedad-Barcelona. Enorme partido del equipo guipuzcoano. No se puede jugar mejor durante tantos minutos y ante un rival de tanta categoría. Los jugadores donostiarras apabullaron a los azulgrana impidiéndoles salir desde atrás con el balón jugado y créandoles ocasiones de gol cada dos por tres. El problema radicaba en que los catalanes habían perdido el medio campo y Messi no acudía en su ayuda. Puesto que el argentino anduvo errante por el césped durante todo el primer tiempo y parte del segundo. Ni que decir tiene que tampoco la tocaban ni Suárez ni Neymar. Mientras Vela hacía diabluras. Dando muestras patentes de estar en un momento de forma colosal. La suerte se iba aliando con los azulgrana que deseaban por todos los medios acabar la primera parte cuanto antes. A Luis Enrique sólo se le ocurrió prescindir en el descanso de Rakitic y darle entrada a Deni Suárez. Cuando Busquets era un jugador menos y por tanto incapaz de aportar nada a su equipo. El empate llegó cuando los donostiarras parecían exhaustos de tanto correr y fue gracias a un pase de Neymar a Messi y éste logró el tanto. El equipo de Eusebio Sacristán marcó un segundo gol que fue anulado sin causa alguna.Y a partir de ahí los locales volvieron a la carga. En el gol de William José, sin embargo, Piqué anduvo torpe a la hora de despejar el balón. En fin, gran partido de la Real Sociedad ante un Barcelona muy endeble en la línea medular. En la que Busquets viene actuando mal. Rematadamente mal. Pero es un intocable...
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